El culebrón del verano en el fútbol extremeño parece haber llegado a su fin. El Cacereño tendrá en breve nuevo propietario, o propietarios. Al final son Juan Bermejo más el grupo de empresarios cacereños los que cogen las riendas del decano extremeño. Tras dos semanas de negociaciones, el acuerdo con Antonio Martínez Doblas está prácticamente cerrado y hoy por hoy solo debe faltar la firma, pues en estos días Bermejo no se encuentra en España por motivos laborales de sus otros negocios.

Tras nueve años al frente del club, Antonio Martínez Doblas se marcha del Cacereño «cansado», como él mismo ha reconocido recientemente, y con el equipo en Tercera División, donde lo cogió en el 2008, aunque con él al frente de la entidad verde el club ha vivido su periodo más largo en Segunda Divisón B con siete temporadas consecutivas.

El grupo de empresarios cacereños que se hará cargo del club junto a Juan Bermejo se reunió en la tarde noche de ayer en el Hotel Palacio Los Arenales, cita en la que no estaba el empresario arroyano, de viaje en los Emiratos Árabes, y a la que tampoco asistió Martínez Doblas. Se trataba de una reunión interna, como ellos mismos dijeron al principio, en la que tenían previsto tratar diversos temas, tanto económicos como deportivos y del futuro funcionamiento del club.

En el exterior, mientras tanto, esperaba un pequeño grupo de aficionados cuya intención era saber cuál va a ser el futuro de la entidad. Estaban esperando allí desde una hora antes del comienzo de la reunión, muestra del interés de un sector por aclarar cuanto antes la difícil situación que ha atravesado el Cacereño durante el último mes.

EL TRASPASO / El precio del traspaso del Cacereño podría ser algo superior al millón de euros. Un gran porcentaje lo aportará Juan Bermejo, aunque todos los empresarios participarán con una cantidad. En el acuerdo se contempla una deuda, de unos 300.000 euros, de la que se haría cargo Antonio Martínez Doblas, que ayer no estaba en esa reunión.

La venta del Cacereño puede suponer un soplo de aire fresco a un club que en el último mes ha atravesado momentos muy difíciles y que en los últimos años ha visto como su desconexión con la ciudad era cada vez mayor. El nexo entre el club y la afición parecía roto desde hace un tiempo, quizás desde el traslado a El Cuartillo. Desde entonces la presencia de aficionados en el Príncipe Felipe ha ido disminuyendo.

Volver a enganchar con la ciudad será uno de los principales objetivos de los nuevos propietarios del club.

PROYECTO DEPORTIVO / En cuanto al proyecto deportivo, puede estar bastante adelantado, pues en los últimos días, cuando el acuerdo estaba próximo a alcanzarse, se ha estado trabajando en la sombra con el objetivo de tranquilizar a los jugadores que esperaban una reacción del club y a los que interesa incorporar. Esos jugadores que esperaban son Asiel, Fernando Pino, Carlos García, Elías Molina e incluso Santi Polo. Todos ellos, salvo Molina, han estado ya con Juan Bermejo en el Arroyo, quizás una de las causas por las que han esperado hasta el 18 de julio, cuando muchos equipos ya habían iniciado la pretemporada. Otros tres, Mansilla, Kevín y Aarón, estaban ya renovados, aunque su situación deberá aclararse en los próximos días

Con Bermejo podría llegar al Cacereño gente de su confianza, como el cacereño Eladio Jiménez, que fue el secretario técnico del Arroyo en su última temporada y que el año pasado formó parte del organigrama del CPC durante unos días del mes de julio, aunque por diversos problemas ya no estaba cuando comenzó la temporada.

Quien está muy cerca de volver es Adolfo Muñoz, que hace apenas un mes se despedía del Cacereño. El técnico también coincidió con Juan Bermejo en el Arroyo y la relación entre ambos podría ser buena. Además, el trabajo de Adolfo en el CPC durante la última campaña ha sido bueno y solo ha faltado refrendarlo con el ascenso.

Para el Cacereño, Cáceres y su afición se abre ahora una nueva etapa. Recuperar a la afición perdida es el primer objetivo, aunque en el horizonte más próximo también está devolver al equipo a Segunda División B y, a partir de ahí, luchar por cotas mayores.