«De vez en cuando viene bien un poco de fortuna. El trabajo del día a día es bueno y he tenido esa recompensa, que hay que disfrutar». Ángel Bernabé Acosta (Velada, Toledo, 11 de agosto de 1987) acababa de detener tres penaltis que dieron al Cacereño el pase a la final de la Copa Federación extremeña ante el Moralo (0-0). Casi sin darse importancia, el meta volvía a reivindicarse discretamente, él que por currículum no es portero de Tercera por condiciones, pero sí por circunstancias.

Bernabé, que hoy juega en su tierra natal (20.30, Salto del Caballo, Toledo-Cacereño) llegó hace nueve meses a la ciudad con la intención de subir. No lo logró, pero puede que el reto sea ese para esta temporada. En su historial, su hoja de servicios incluye presencias con las selecciones nacionales inferiores, tercer guardameta en el mismísimo Atlético de Madrid y papeles importantes en Segunda con Salamanca o Cádiz, además de otros equipos en Segunda B. Y una personalidad especial como líder de vestuario, donde especialmente respetado.

En su día llegó al CPC de la mano de su paisano Luis Puebla. Su padre, también portero, jugó en el Badajoz y el Moralo. En un reportaje que protagonizó en este diario el pasado mes de abril, decía que su equipo tenía muchas opciones de subir. «Tiene que estar en Segunda B mínimo esta ciudad», espetó. No se cumplió su deseo, pero este año hay una nueva oportunidad, con él de Ángel guardián. «Firmé que me gustaría seguir si ascendíamos». Pues continúa aun sin haber subido.

Tiene confianza Bernabé en el ‘nuevo’ Cacereño, ayer reunido en el bar Vettonia de comida de equipo. «Llegamos con carga importante de trabajo, y esto nos va a dar energía. Hay un grupo muy bueno y las cosas apuntan bastante bien». E incide en que la Copa Federación le está viniendo a todos positivamente. «Hay que disfrutarla. Esta competición no la hemos olvidado, haciendo partidos muy buenos y estar en la final es un premio». Además, alababa al Moralo. «Va a estar ahí arriba», pronosticó.