Lo lleva en la sangre, en el ADN. Por eso, cuando su padre le dijo que mejor se hiciera delantero, que ganaban más dinero, hizo oídos sordos. Y eso que Ángel Bernabé padre es el referente de Ángel Bernabé hijo (Velada, Toledo, 11 de agosto del 1987), portero del Cacereño desde el mes de enero. «Desde muy pequeñito, desde que empecé a tener consciencia de que me gustaba el fútbol, quise ser portero», confiesa el vástago. Lo llevaba viendo toda su vida en su progenitor, que defendió las porterías, entre otros equipos, del Badajoz («hace ya 30 años») y el Moralo; y en su paisano Abel Resino (también de Velada), exguardameta del Atlético de Madrid y buen amigo de la familia Bernabé.

«Mi padre me decía que la posición de portero era la más delicada, la más sufrida, las más señalada... en fin, la posición más dura para ser futbolista». Muchos años han pasado desde aquello y tiene muy claro que la decisión, fue la acertada. «Mi cabeza siempre está en la portería».

También fue acertado, asegura, fichar en enero por el Cacereño. «Lo estudié mucho, en serio, y llegué a la conclusión de que era la mejor opción». Llegar a un equipo a mitad de temporada nunca es fácil, cuenta él, que tiene ya un amplísimo currículum futbolístico («no sé ni por cuántos equipos he pasado»). Pero la adaptación y la acogida fueron «muy buenas». Solo un mes después de aterrizar en el CPC, Bernabé debutó ante la UP Plasencia y desde entonces, diez jornadas más, siempre ha sido el meta titular. «Venía a trabajar, a ganarme el puesto, a aprovechar las oportunidades que me dieran», cuenta con la máxima humildad.

En un gran momento

Campeón de Europa sub-19, Ángel Bernabé disputó también un Mundial sub-20 con la selección española. «A veces tengo la sensación de que viví lo mejor al principio, muy pronto». Sin embargo, asegura que ahora atraviesa uno de sus mejores momentos («quizás no el mejor, pero sí uno muy bueno») y que tiene cuerda para rato, «al menos ocho años más».

Siendo muy joven, con poco más de 20 años, Bernabé era el tercer portero del Atlético de Madrid en Primera División. No llegó a jugar con el primer equipo rojiblanco, pero la experiencia siempre quedará. Con el Salamanca jugó en Segunda y con un buen puñado de equipos (Talavera, Conquense, Cádiz, Sanluqueño, Marbella) en Segunda B. Eso sí, nunca ha jugado una fase de ascenso a la categoría de bronce. La primera será con el Cacereño, matemáticamente ya clasificado, el próximo mes de mayo.

«Nos jugamos mucho en los próximos tres partidos», dice Bernabé, que prefiere ir paso a paso. Un solo punto separa al CPC, líder, del Don Benito, segundo (un poquito más atrás, a cuatro y cinco puntos, están UPP y Moralo, respectivamente), y cualquier tropiezo a estas alturas puede suponer un disgusto. «Tenemos que ser campeones, porque ser primeros es un paso de gigante hacía el ascenso». Por eso, explica, en el vestuario están mentalizados para no fallar en ninguno de los tres partidos que restan: Aceuchal este domingo (18.30 horas), Valdivia la próxima semana en el Príncipe Felipe y Amanecer para cerrar la liga regular.

Dice Bernabé que pelea para llevar al Cacereño a Segunda B («que es, mínimo, donde merece estar esta ciudad») y seguir defendiendo la camiseta verde en bronce. «Firme que me gustaría seguir si ascendíamos». Y asegura categórico que el CPC tiene equipo para subir. «Creo que es una de las tres o cuatro mejores plantillas de la categoría, un bloque de gente muy profesional, que no solo tiene mucha calidad, sino que también se cuida mucho». Lo dice a pesar de los altibajos de jornadas atrás. «Siempre hay momentos malos, pero nos hemos recuperado y sabemos que podemos conseguirlo». Gran parte del camino está andado, pero falta el último repecho, el más duro.