Bernd Schuster, técnico del Real Madrid, se defendió de la crisis que se ha desatado en la casa blanca tras la eliminación en los dieciseisavos de final de Copa del Rey, tildando a la prensa de mentirosa y desmintiendo que no hable con los jugadores en los descansos o que por su cabeza se le haya pasado la dimisión.

Schuster prolongó su presencia ante los medios de comunicación, pasando de los tres minutos tras la eliminación ante el Real Unión a los doce, y con gesto tranquilo, pausado, lanzó dardos contra los periodistas que le preguntaron sobre el momento que vive en el Real Madrid.

La comida con el presidente Ramón Calderón del miércoles y la larga reunión de dos horas con su plantilla del jueves se limitó a calificarlas de "positivas". No quiso desvelar nada más, pero sí dejó un recado a los que filtran conversaciones. "Lo único que puedo decir es que cuando hay conversaciones con un jugador o con el presidente yo no voy a informar a nadie. Eso queda donde tiene que estar", advirtió.

"No voy a comentar nada de la reunión. No tengo ninguna obligación de comentar con ustedes lo que hemos hablado. Por mi parte, se queda donde tiene que quedarse", reiteró.

Como es habitual en el técnico alemán, respondió con brevedad e ironía a las preguntas incómodas. "No entiendo tanto de fútbol como crees", dijo al ser cuestionado por si su experiencia como técnico le hace ver que su puesto corre peligro en caso de derrota en Valladolid.

Con más fuerza desmintió que no hable con sus jugadores en los descansos de los encuentros. "Realmente doy gracias a Dios de que no tengo la obligación de invitaros al descanso a estar en el vestuario. Es una cosa más de las muchas que os estáis inventando ahora. No se lo puede creer nadie. Es para reírse". El Real Valladolid será el termómetro que medirá la gravedad de la crisis (20.00 horas). El equipo blanco está dispuesto a mejorar la imagen como primer paso para devolver la tranquilidad a todos los estamentos del club. Por su parte, el equipo pucelano también llega con la necesidad de puntuar y de dar una buena imagen tras la goleada del Camp Nou (6-0).