Tras dimitir de su cargo como vicepresidente deportivo del Barcelona, Sandro Rosell aconsejó al presidente Joan Laporta que dé "un golpe de timón" y vuelva a los orígenes del proyecto inicial. Asegura sentirse "triste y decepcionado", considera que con su decisión Laporta se sentirá más cómodo y le invita a dar "un golpe de timón" para que el proyecto que lideraron y les llevó a la junta directiva "vuelva a los orígenes". Jordi Moix y Josep María Bertomeu, también del sector más discordante con Laporta, se unieron a su marcha.

Rosell tranquilizó a los socios y desligó su marcha con Ronaldinho. Desmintió que hubiera pedido en dos ocasiones la destitución de Rijkaard y sobre el holandés afirmó que "alguien lo tiró a los leones" cuando realizó declaraciones en su contra.

"El conflicto no lo ha tenido Laporta conmigo, sino consigo mismo. Está viendo que este proyecto que lidera no es por el cual luchamos", dijo Rosell, quien admitió que los líderes deben saber cómo funciona la organización y "poner el esfuerzo".

Rosell considera que se quita un peso de encima con la decisión adoptada. "En la junta directiva había un pensamiento único, todos los que discrepábamos, éramos un estorbo. Supongo que ahora el presidente estará más relajado. A ver si así vuelve a tomar el timón", opinó.

EL INFLUJO DE CRUYFF Admitió que, pese a que se habían prometido "levantar las alfombras" para investigar las deficiencias que pudieran haber en la gestión de la directiva anterior, finalmente no se hizo porque "así se decidió desde una parte de la junta".

Habló sobre el ascendiente de Johan Cruyff y le pidió al holandés que se aparte de la circulación y que debe trabajar a los dirigentes. "Es un personaje muy influyente en el barcelonismo que lleva 30 años al lado de los presidentes, a favor o en contra. Por el bien de todos, le diría que se apartara, que no meta más presión a Laporta", agregó.

"Estoy dispuesto a ayudar a quien sea si eso ayuda al Barcelona. Cualquier socio lo haría si el presidente lo pide, incluso el que hay ahora", insistió.

Informó de que la primera discusión con Laporta fue a causa de la política de comunicación del club. "No me gusta la manera y así se lo dije al director de comunicación (Jordi Badia) delante de toda la junta. La política de comunicación no es la adecuada", opinó.

NINGUNEADO Asegura haberse sentido "puenteado" en múltiples ocasiones y desveló que se han fichado jugadores sin contar con el beneplácito de toda la junta directiva.

El exvicepresidente afirmó que está en contra de firmar contratos por diez años, como se plantea el Barcelona con Ronaldinho y quiso dejar claro que su futuro no tiene que ver con el del brasileño. "No sé si conoce mi decisión. Nunca se lo dije antes. El es un profesional, es un patrimonio del club, que seguirá aquí y por eso nadie tiene que sufrir. Vino porque yo lo conocía, no es un jugador mío, es del Bar§a nos seguirá dando muchas alegrías", insistió. Desmintió categóricamente que hubiera pedido en dos ocasiones la dimisión de Rijkaard. Se refirió solamente a una, en enero de 2004, cuando el equipo andaba mal clasificado y se pensó en que Pere Gratacós, del filial, se hiciera cargo del equipo.

"Yo no pedí en junio del año pasado que Rijkaard se fuera, eso es falso. Pedí entonces una valoración sobre lo que habían hecho todos: Rijkaard, Txiki Begiristain y los jugadores, porque considero que sería bueno evaluarlos al final", explicó.

Rosell comentó que todo cambió cuando Rijkaard decidió cambiar el sistema de juego. "Ya no se dejó aconsejar y eso coincidió con la explosión de Ronaldinho y la llegada de Davids", indicó el dimisionario vicepresidente azulgrana.