Pregunta habitual a Ñete Bohigas: "¿De qué entrenador has aprendido más de todos los que has sido segundo?". El actual técnico del Cáceres 2016 no escoge ni la expresividad de Martín Fariñas, ni la mala leche de Manel Comas, ni la humanidad de Manolo Flores, ni la picardía de José Alberto Pesquera. La respuesta es siempre la misma: "Luis Casimiro, sin duda". Como el deporte da muchas vueltas, ambos protagonizarán a partir del jueves el duelo de banquillos en el Fuenlabrada-Cáceres del primer play-off de ascenso a la ACB.

Bohigas y Casimiro sólo coincidieron un año en el Cáceres. Fue en la temporada 1999-2000, recordada por la solidez que expresó el equipo durante la mayor parte del ejercicio y un dignísimo noveno puesto. Era un equipo que tenía como referentes a José Antonio Paraíso y Danya Abrams al unísono y en el que todo parecía funcionar a la perfección en el plano táctico, optimizando los escasos recursos que había.

Temor madrileño

En esa línea trabaja el Cáceres del 2005, el que sueña con meterle el miedo en el cuerpo al campeón de la liga regular. De hecho, la inspiración es el reciente partido en el que los verdinegros vencieron en el Fernando Martín.

En el Fuenlabrada no se quería al Cáceres como oponente. A pesar de que el favoritismo esté claramente del lado del conjunto de Luis Casimiro, el hecho de que los extremeños hayan sido el conjunto con más victorias en la segunda vuelta impone respeto.

La admiración entre Casimiro y Bohigas es mutua. Ambos hablan a menudo por teléfono para comentar aspectos de la competición y mantienen una buena relación personal, incluyendo algunos partidos veraniegos de pádel en los que, como ocurrirá a partir del jueves, los dos odian perder.

"Ñete está haciendo un gran trabajo en Cáceres", ha afirmado en más de una ocasión el entrenador del Fuenlabrada. No es una de esas declaraciones políticas tan habituales en el mundo del baloncesto. Se conocen perfectamente y ése será un factor decisivo en una eliminatoria que se presenta sumamente emocionante.