La inauguración del Mundial no tuvo nada que ver con la de los Juegos Olímpicos de Pekín, el último gran precedente. En China se vieron hace dos años los mayores adelantos tecnológicos al punto de que el gimnasta Li Ning voló por el aire para encender el pebetero del Nido del Pájaro. En Africa, sin embargo, la ceremonia fue mucho más simple. Fue breve (solo 40 minutos), colorista y llena de ritmos y sonidos africanos. Decenas de figurantes cubrieron el césped del Soccer City, donde formaron un vivo mapa del continente negro. Mientras, eso sí, monstruosos atascos rodeaban las inmediaciones del estadio.