Ha tenido que esperar a cumplir 28 años --los hizo hace una semana-- para alcanzar la mayoría de edad atlética. Nunca había subido a un podio en un gran campeonato al aire libre. Sus mejores resultados habían sido un quinto puesto en los anteriores Europeos, en el 2002 en Múnich, y un sexto lugar en los Mundiales de Helsinki del año pasado. De la inmensa proyección internacional que se le presumía, ni rastro. Hasta ayer.

No fue la final de 1.500, ayer en Gotemburgo, una carrera, sin embargo, que deparara grandes sorpresas. Fue más bien una prueba plana, sin grandes sobresaltos y donde los teóricamente más fuertes impusieron su ley.

BICAMPEON BAALA Mehdi Baala, un francés desaparecido la mayor parte de la temporada, revalidó el título continental conquistado hace cuatro años antes Reyes Estévez por dos milésimas de segundo. El 1.43 minutos que acredita en los 800 metros le valieron para controlar a todos sus rivales precisamente en las dos últimas vueltas. El ucraniano Ivan Heshko, un matador, hizo buena su mejor marca de la temporada (3.31.08) para superar en los últimos 80 metros al hombre que ayer alcanzó la mayoría de edad a sus 28 años recién estrenados: Juan Carlos Higuero.

El burgalés de Aranda de Duero intentó incluso crecer más deprisa, de golpe hasta lo más alto. Pero no lo consiguió. Dejó clara su grandeza, de la que muchos dudaban, pero también sus limitaciones. El tercer puesto, la medalla de bronce que elevó a cuatro los metales logrados por España hasta ahora en estos Europeos de Gotemburgo, responde con exactitud casi matemática a sus posibilidades reales.

CONTROL Y COLOCACION Higuero tenía la tercera mejor marca de los finalistas y, efectivamente, quedó tercero. Por delante, dos finalizadores excelentes; por detrás, los que le seguían en el ranking de este año: los españoles Arturo Casado y Sergio Gallardo. España consiguió, en efecto, un triplete en el 1.500 (tercero, cuarto y quinto), pero los primeros peldaños les estuvieron vedados en la prueba más emblemática, esos 1.500 metros en los que España ya arrastraba de Europeos anteriores dos oros (Cacho y Estévez), dos platas (Viciosa y Estévez) y dos bronces (Abascal y Cacho).

Higuero, en su madurez, no falló está vez. Corrió bien colocado, controló en todo momento e incluso entró en la última vuelta, con la campana, controlando la cuerda, pegado al bordillo. Lo único que pasó es que no pudo con la fuerza de Baala (que le adelanto en el 1.200 y ganó con 3.39.02 minutos) y, ya en la recta final, con el acoso de Heshko (segundo, con 3.39.50), que se aprovechó de un cierto agarrotamiento de Higuero (3.39.62), que el español atribuyó al desgaste que tuvo que hacer para avivar la carrera.

ESPERANZAS A pesar de los gestos de disgusto sobre la pista, Higuero se confesaba satisfecho. "Estoy muy contento, de verdad", intentaba convencerse. "Esto me ha abierto el hambre para el 5.000", añadió, en referencia a su inmediato reto. Antes, España tendrá otra opciones de ampliar el medallero, comenzando por los 50 kilómetros marcha de hoy y prosiguiendo con los 3.000 obstáculos de mañana, a cuya final entraron sin problemas Penti, Blanco y César Pérez.

La nota negativa del día la puso María Vasco, que se hundió en el tramo final de los 20 kilómetros marcha y sólo pudo ser decimoquinta. Además, Dana Cervantes fue eliminada en pértiga. Naroa Aguirre sí entró. Por su parte, Carlota Castrejana fue undécima en la final de triple con una marca de 13,74 en su único salto válido.