Dijeron que la F-1 era aburrida y las carreras respondieron con espectáculo. El Gran Premio de Australia zanjó el debate abierto tras la primera cita del año en Bahréin. La trepidante carrera de Albert Park confirma que el 2010 será un gran año para este deporte sin necesidad de apoyarse en otro cambio de reglamento. La fina lluvia solo revolucionó las primeras vueltas, seis, justo el giro en el que Jenson Button arriesgó --y ganó-- al ser el primero en montar neumáticos de seco. Casi toda la batalla, gran parte del rosario de adelantamientos, se escenificó sobre asfalto seco y, de ellos, siete fueron obra de Fernando Alonso en su extraordinaria remontada que le llevó al cuarto puesto tras verse último en la primera vuelta. "Quien decía que las carreras eran aburridas, puede coger el vídeo de este GP y pasárselo mil veces si hace falta", asegura el aún líder del Mundial.

Catorce puestos en 14 vueltas. Esa fue la meteórica progresión del asturiano, un recital de agresividad, pilotaje y, no menos importante, de potencial del Ferrari F-10. Timo Glock, Heikki Kovalainen, Jaime Alguersuari, Tonio Liuzzi, Pedro de la Rosa, Rubens Barrichello y Mark Webber fueron cayendo vuelta a vuelta a manos del hombre que cuando se vio último "no pensaba ni siquiera en puntuar".

Hasta ahí le llevó una mala salida: "Me tocaron muchas líneas blancas y el coche patinó en exceso". Felipe Massa le adelantó en la recta y Alonso llegó a la primera curva emparedado entre Michael Schumacher y Jenson Button. El inglés le tocó por detrás y el Ferrari golpeó al Mercedes del heptacampeón. Incidente de carrera, sí, pero Button se acercó al hospitality de Ferrari tras celebrar su triunfo. Buscó a Alonso y le esperó casi una hora para pedirle disculpas por el encontronazo que dejó al español parado en mitad de la pista y en sentido contrario.

HAMILTON, ENFADADO No todos pueden presumir de la caballerosidad de Button, el tipo que ayer tapó la boca a quienes piensan que ostenta el número 1 en su coche solamente por la ventaja mecánica de la que disfrutaron los Brawn el pasado año. Lewis Hamilton, por ejemplo, fue el único piloto que abandonó el circuito de Albert Park por la puerta trasera. Se fue endemoniado. Arrancó como un tiro y llegó a situarse tercero tras adelantar a Webber, Massa y Rosberg. Tras su segunda parada para cambiar neumáticos regresó quinto a la pista y se lanzó a un ritmo vertiginoso en busca del podio. Por el camino se encontró a Alonso, más veloz que Massa, pero sin la diferencia suficiente para adelantar al brasileño sin asumir unos riesgos que Ferrari no se puede permitir.

Los dos F-10 se mantenían en pista sin efectuar un segundo cambio de ruedas --los únicos junto a Sauber-- gracias a un chasis que mima los neumáticos. Pero, en su remontada, en su intento por adelantar a Felipe, Alonso llegó al tramo final con las gomas