El Cacereño se concentra de cara al vital duelo de mañana ante el Tenerife B. Pocos podrán reprochar a los dirigentes del club que no estén haciendo un esfuerzo extra. "Ahora les toca a los jugadores", dicen en la entidad.

El técnico, Angel Marcos quiere que nada escape a su control. Por ello, los futbolistas entrenarán esta mañana y después se irán a comer al hotel Agora, donde quedarán instalados hasta mañana. El equipo hará terapia de grupo en el momento definitivo, dará su correspondiente paseo de tarde (con previsible visita a la patrona incluida) y pernoctará en el hotel, situado en el centro de la ciudad.

"Yo veo al equipo muy bien". El mensaje del técnico verde es inequívoco. "Hemos llegado a una situación límite, pero creo que, después de todo un año estando abajo, nos la jugamos en nuestro campo, algo que hubiéramos firmado hace mucho tiempo", reflexiona Marcos.

El entrenador y los futbolistas saben que el de mañana es el partido "clave", aunque después esté el del domingo siguiente en el José Pache, ante el Cerro. Marcos no quiere oír nada relacionado con el encuentro de los pacenses porque, entre otras cosas, si el Cacereño pierde ante el filial tinerfeño puede estar matemáticamente descendido tras esta jornada.

"Nos queda ganar y, a las 9 de la noche (cuando termine el último encuentro, Atlético B-Alcalá) echar números". Nadie en el club quiere ponerse en lo peor, de ahí que todos miren en una misma dirección. El ´yes, we can´ de Obama se traslada al Príncipe Felipe. Y, en verdad, el convencimiento de que se puede conseguir la salvación es total. "El equipo llega bien, física y mentalmente e incluso en juego. Salvo la pájara del principio en el partido de Vecindario, los rivales nunca han sido superiores en los últimos meses", dice Marcos.

Los ´tocados´ Estévez, Vargas y Cazorla estarán en la convocatoria y, al menos los dos últimos, en el equipo titular. Nadie se lo quiere perder. Está en juego la salud de un proyecto.