Antonio Martínez Doblas acaba de cumplir dos año al frente del Cacereño. Hace dos años, un 3 de junio del 2008, este diario anunció el fin de una etapa en la entidad verde, la de Félix Campo al frente del club, y el inicio de otra, que llegaba con el reto de devolver la ilusión a los aficionados, algo que ha logrado, al menos en parte. Desde entonces se han sucedido penas y alegrías.

Las alegrías han llegado en el campo, con el ascenso a Segunda B en la primera temporada de Doblas y con la permanencia in extremis en la categoría de bronce del fútbol nacional en la segunda. También entran en el saco de las alegrías los ascensos del filial a Regional Preferente --ahora tiene opciones de subir a Tercera-- y del equipo juvenil a categoría nacional.

En el haber de Doblas también está la afición, a la que ha conseguido enganchar e ilusionar de nuevo. Aunque ésta es una alegría a medias, pues la media de seguidores que han asistido al Príncipe Felipe en la última temporada ronda apenas los 2.000 espectadores. Eso sí, el Cacereño ha contado con un grupo de incondicionales que han acompañado al equipo en múltiples viajes.

Las penas se han producido, sobre todo, en los despachos, en su complicada relación con el Ayuntamiento de Cáceres, que culminó hace unos días con la ejecución de un aval de 246.000 euros de Martínez Doblas y su padre, Antonio Martínez Buzo, presidente del Cacereño, por la deuda del club con el consistorio en concepto de IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles), una deuda que la entidad verde arrastraba desde la etapa de Félix Campo.

Deuda histórica

Doblas era conocedor cuando compró el club después de dos intentos fallidos que un objetivo prioritario debería ser sanearlo. "Entre 600.000 y algo menos de un millón de euros; ésa es la deuda del Cacereño", explicó el 10 de junio del 2008, cuando se escenificó el traspaso de poderes, un acto al que no acudió el anterior propietario.

"Espero que Cáceres también se implique. Vamos a ser muy locales, muy cercanos", aseguró hace dos años Martínez Doblas. Otro de sus objetivos ha sido, desde entonces mejorar, las relaciones con el ayuntamiento cacereño, prácticamente nulas en los últimos años de Campos.

Hasta el pasado mes de diciembre esa relación fue de gran cordialidad, escenificada en varias reuniones entre Doblas --y su segundo, Angel Marcos-- y Carmen Heras, la alcaldesa de Cáceres. Pero el retraso del consistorio en el abono de la subvención de la temporada 2008-2009 empezó a crispar la situación. El motivo del retraso, el Cacereño era deudor del ayuntamiento.

La situación se ha ido tensando desde entonces. El ayuntamiento pagó una parte de lo que adeudaba --unos 45.000 euros-- y el Cacereño empezó a abonar el IBI. Fue así hasta que el club verde tuvo que optar entre seguir pagando al consistorio o hacerlo a los jugadores, y optó por esto segundo, lo que desembocó en la ejecución del aval. Tras unos días de máxima tensión, Cacereño y ayuntamiento han empezado a limar asperezas con un objetivo común, alcanzar un acuerdo que satisfaga a todos. La semana próxima Doblas y Heras tienen previsto reunirse para reconducir la situación. ¿Podrán?