De momento todo son dudas... y despedidas. En el Cacereño solo está abierta, por ahora, la puerta de salida. La entidad sigue digiriendo su eliminación en la fase de ascenso, el varapalo de tener que pelear otra temporada más en los campos de Tercera División, y la actividad se ha reducido a la mínima expresión.

Más allá del máximo accionista, Antonio Martínez Doblas, no se atisba ahora estructura alguna en el Cacereño. Está ahí José María Asenjo, hombre de club siempre dispuesto a colaborar en todo, pero las salidas voluntarias del entrenador, Adolfo Muñoz, y del director deportivo, Rafael Rojas, obligan al CPC a resurgir nuevamente de sus cenizas, en una situación muy similar a la vivida un año atrás, cuando fue capaz de levantarse y armar un proyecto capaz de ganar la liga, pero que se ha atascado en la fase de ascenso.

La primera incógnita que ahora surge es qué aspiraciones tendrá el CPC la próxima campaña. Por la cabeza de la afición solo pasa una: volver a pelear por al ascenso. Clave será en este aspecto la elección del nuevo entrenador, que deberá empezar a armar la plantilla.

Algunos de los futbolistas de la actual plantilla ya saben que no seguirán (Gerard Artigas, Miki Ruiz, Abdel, Pablo Molina, Dani Fragoso, que vinculó su continuidad al ascenso; Javi Navarro, que firmó solo para los últimos partidos...), pero muchos otros estarían dispuestos a continuar si las condiciones y las aspiraciones son las máximas. Eso siempre que no reciban ofertas de clubs de superior categoría, pues hay futbolistas que se han revaloridado y otros que no desentonarían en un equipo de Segunda B.

Pero de momento todo está en stand by y parece que seguirá así al menos hasta la próxima semana. Después tocará levantarse y volver a pensar en el futuro.