No quiere estar solo el Cacereño en su ‘final’ por el ascenso a Segunda B del próximo domingo (12.00 horas) en el estadio de Riazor. Ha impulsado un autobús para sus aficionados al precio de 40 euros, incluyendo entrada. Saldría de madrugada hacia La Coruña (700 kilómetros exactamente) cargado de ilusión y esperanza por hacer bueno el 0-0 de la ida ante el Deportivo B.

Ya se han producido algunas inscripciones, que pueden realizarse en la tienda Deportes Blanes hasta mañana por la tarde, y se espera completar sin problemas el cupo necesario. Una estimación optimista indica que podrían ser unos cien hinchas los que acompañasen al conjunto verde en el partido ante el Deportivo B. La estela del ascenso logrado en el 2009 en el estadio del Tenisca está ahí para ser recogida, aunque en caso de no superar este pulso ante los jóvenes blanquiazules habría una ‘segunda oportunidad’ gracias a haber sido campeón del grupo XIV.

PROBLEMAS / Adolfo Muñoz empieza hoy la preparación del choque con sus jugadores. Lo hace bastante preocupado por los problemas físicos que arrastran algunos de ellos.

El principal foco se lo lleva Kevin Vicente, que fue baja el domingo pasado --llevando eso a utilizar a Nando Copete como ariete puro-- y cuyas molestias en una rodilla son persistentes. Pese a la voluntad del argentino, no parece fácil tenerle disponible de cara al choque en Riazor.

Carlos García sí jugó, pero lo hizo «cojo», utilizando literalmente la expresión que utilizó Muñoz. Se trata de una pieza fundamental tanto en defensa como ataque, sin un recambio claro, y se espera que mejore su nivel a base de descanso y tratamiento.

El tercer frente es el de Fran Minaya, al que tampoco se le vio físicamente fino, teniendo que ser sustuido en el transcurso de la segunda parte. El suyo es otro puesto que no cuenta con demasiadas alternativas.

Por lo demás, el técnico del Cacereño no parece que vaya a moverse mucho de su habitual núcleo de futbolistas. Sí sorprendió a muchos que utilizase a Pablo Molina en el lateral izquierdo en detrimento de Santi Polo, un movimiento que podría deshacer el domingo apelando a la mayor experiencia del segundo. Hay tiempo para meditarlo.