A las 11.30 horas, el nuevo hombre fuerte en la parcela deportiva del Cacereño, el mexicano Raúl Arias, mantiene una animada charla con el médico Marcos Maynar mientras Mimi, uno de los aficionados verdes más involucrados en la causa, esté quien esté, no pierde detalle. La Ciudad Deportiva es el escenario del entrenamiento del CPC en el segundo día en el que Luis Américo Scatolaro, y con él Ximo Mas y Daniel de Castro, preparan al decano del fútbol extremeño. La intensidad es manifiesta. Se nota que los jugadores han iniciado una nueva etapa, en la que, ojo, será muy normal entrenar dos veces al día.

«Lo que yo veo ahora es que estamos buscando una integración con el cuerpo técnico», sostiene Arias sentado en el particular palco del mítico escenario mientras Santi Polo centra con precisión para el remate de Javi Navarro. Les jalea Scatolaro ante la atenta mirada de su jefe. «Son muchas cosas que se vienen al mismo tiempo con este cambio. Lógicamente hay que centrarse en la preparación para la competición, que está a la vuelta de la esquina. Que el equipo pueda sentirse agusto y que se modifique la forma de jugar con los cambios en las alineaciones», añade Arias.

Y la impresión parece buena para él. A apenas 20 metros, sin contacto aparente con el club, José Luis Tamargo. Arias resume el buen ambiente en la plantilla. «Es evidente que todos parecen contentos. La parte inicial se está llevando bien, al menos en lo de conocer al grupo. Queremos que exista mucha teoría y charla. Ese es el punto de partida. Después llegará el acomodo de los jugadores en el funcionamiento diario. Estamos ahora en querer el mejor once que represente al equipo».

Que hay buena predisposición es evidente, atendiendo a las palabras del vicepresidente deportivo. «Es excelente la actitud. Los muchachos están ávidos, necesitados y con ilusión. Para algunos jugadores es una oportunidad. Es empezar de cero para algunos: los que no jugaban para intentar ser titulares y los que sí reafirmarse en el puesto. Se ha elevado la competencia interna».

En ese contexto, el CPC juega hoy un amistoso en Sierra de Fuentes ante el Amanecer (16.30), un equipo, el de José Manuel Romero, con David Silos como alta y bajas Valenzuela y Molina.

Dos veces al día

La novedad está clara. «Regularmente es lo que hacemos: entrenar dos veces al día. Esa es la intención. En una ciudad chica como ésta, el hecho de tenerlos cautivos a los jugadores siempre va a ser que los limites, que les quites esa ociosidad y que realmente puedas optimizar su carrera llevándolos al nivel que ellos mismos quieren, que es el 100 por 100. Imagínate que tú eres aspirante a futbolista y que a los 23-24 años te retires sin saber cuál ha sido tu límite, tu techo. Esa es la peor desilusión».

El balance se podía esperar, añade. «Eso solamente se consigue con la predisposición de los muchachos, de la gente que trabaja aquí, de gente como Gil o Tato, que son personas de mantenimiento y el apoyo que recibimos. Son muchas cosas. También es la calle, que tenemos necesidad también. Es una motivación ver que existe un proyecto integral en una ciudad y nosotros representamos a esa ciudad».

Sobre altas y bajas, apunta que aún no hay tomadas decisiones, excepto la del portero. «Estamos aún en eso. Priorizamos lo del arquero, que la semana que viene estará. Además, un central. En delanteros, estamos bien cubiertos ahí con Javi Navarro y Alex García. Tampoco es una prioridad. Prioridad es el arquero», insistió.

Sobre Kevin, que no participa en el entrenamiento porque se regula el trabajo, dice: «no podemos precipitarnos. Veremos su evolución». El hispano-argentino tiene un compromiso casi personal con la entidad, y una cuenta pendiente: el ascenso a Segunda B que, quién sabe, se hubiera podido conseguir si él no se hubiera lesionado. Pero esa es otra historia.