Gabriel Muoneke lanza, solo, desde cinco metros, y falla ante el Fuenlabrada, un punto abajo y 25 segundos por jugar; consecuencia: derrota. Joffre Lleal hace personal en ataque a falta de cinco segundos con el marcador empatado ante el Pamesa; consecuencia: derrota en la prórroga posterior ante el Pamesa. Ferrán López y el propio Lleal no anotan sus tiros en el último minuto ante el Breogán; consecuencia: derrota. Los tres ejemplos en los últimos choques en casa expresan lo que ha sido el Cáceres 2002-2003: un equipo incapaz de ganar, de resolver en los momentos cruciales.

El descenso que está a la vuelta de la esquina seguramente no se hubiese producido con un equipo con más tino en los momentos culminantes, menos bloqueado en esas acciones en que, por pequeños matices, cambian el destino de una temporada. Ahora sólo queda esperar a un cataclismo casi universal: ganar los tres partidos y que el Fórum Valladolid pierda los tres que le restan.

SIN ACIERTO

Los paradigmáticos errores de Muoneke, Lleal o Ferrán son sólo la punta del iceberg de un vestuario perseguido por el fracaso desde el primer partido de la pretemporada. El balance en el periodo de preparación de dos victorias y seis derrotas --incluyendo una sonrojante ante el Plasencia, de LEB-2, en la Copa Extremadura-- ya advirtió que algo no funcionaba correctamente.

Un vistazo a la hemeroteca indica que el Cáceres tuvo opciones de ganar muchas veces y que no las culminó. Ya en la segunda jornada dominaba el partido frente al Caprabo, pero se hundió en el tercer cuarto con un parcial de 0-14. Los bajones en este periodo han sido otra constante.

En la tercera jornada ganaba en Canarias al descanso (34-35) y acababa cayendo casi de paliza (80-63). En la cuarta, encaraba el último cuarto ante el Barcelona sólo dos puntos por debajo (56-58) y cedía al final 73-84.

El calvario de los finales apretados empezó en la décima ante el Caja San Fernando. El Cáceres accedió a los últimos cinco minutos por delante (69-72) y sus excesivos nervios le traicionaron (79-76). Similar resolución en la decimotercera, en casa ante el Adecco Estudiantes, ya que un tiro de Lleal pudo igualar el choque a falta de 30 segundos, pero no entró y el siguiente contraataque de Carlos Jiménez sentenció (69-74).

La maldición pareció romperse luego en la visita del Joventut, en la que, viniendo desde atrás, los cacereños se apuntaron una hermosa victoria (84-76), remontada de ocho puntos en los últimos siete minutos incluida.

LAS CLAVES

Otro momento marcado en rojo se produjo ante Fórum en casa (18 de enero, decimoséptima jornada, 78-83). Un parcial de 2-20 en el tercer cuarto enterró a los verdinegros, que hasta entonces dominaban de forma heroica, sin Deon Thomas, que se negó a jugar, y con Dani García y Orenga en pésimo estado físico.

La segunda vuelta se inició con optimismo: un trabajadísimo triunfo en Lleida, con, al fin, suerte en la última jugada, cuando el Caprabo falló un tiro que hubiese forzado la prórroga (79-82).

Hasta en la cancha del todopoderoso Barcelona hubo opciones: a falta de siete minutos el choque estaba igualado (71-67), pero errores infantiles volvieron a romperlo, acabando 99-82. Los episodios posteriores ante Fuenlabrada, Pamesa y Breogán han terminado de confirmar lo que se temía: directos a la LEB... en el mejor de los casos.