CACERES 2016: David Mediano (9), Francis Sánchez (21 puntos, 11/12 en tiros libres), Lucio Angulo (6), Ryan Humphrey (9 puntos, 12 rebotes), Jelani McCoy (16 puntos, 8 rebotes) --cinco inicial-- Pablo Movilla, José Angel Antelo (3), Jeff Xavier (8), Juan Sanguino (0).

FORD BURGOS: Rai López (11), Micah Downs (4), Cristopher Ugboaja (4), Marcus Vinicius (8), Martin Kiefer (1) --cinco inicial-- Peter Lorant (5), Jesús Castro (4), Manu Gómez (14 puntos, 13 rebotes, 30 de valoración), Alberto Miguel (11 puntos, 3/6 en triples), Raúl Mena (9).

MARCADOR POR CUARTOS: 20-23, 33-36 (descanso), 57-48, 73-71 (final).

ARBITROS: Pla Jiménez y Serrano Velázquez. Sin eliminados.

INCIDENCIAS: Segundo partido de la LEB Oro, primero de la temporada en el Multiusos. En el palco, el director general de Deportes de la Junta, Fabián Quesada.

El Cáceres 2016 suma y sigue. Encadenar dos triunfos en otros tantos encuentros no debe traducirse en términos de heroicidad, pero los buenos inicios suelen pesar mucho --y en positivo-- en el devenir de la temporada de aquellos que pueden alardear de tan exigua estadística. Ayer, en un encuentro de vaivenes, se tomó la revancha deportiva ante su verdugo en el play off de ascenso de la pasada temporada. Cinco meses después, el Ford Burgos cayó (73-71) ante un Cáceres tan desigual como amenazante de que algo bueno le puede suceder este año.

Tiró de manual defensivo el grupo de Gustavo Aranzana para desbaratar el último ataque burgalés tras el punto de Pablo Movilla que suponía el resultado definitivo. Apretó los dientes el Cáceres para nublar la ofensiva visitante en un final equilibradísimo, de esos que apasionan al amante del buen baloncesto, saldado con tiro fallado por un forzado Castro.

Pero antes se asistió a un choque de altenativas, donde lo bueno y lo malo se mezcló en un cócktel explosivo, en una ruleta rusa en el que unos y otros pudieron salir airosos. Al final, los locales se agruparon en torno a una idea común, se olvidaron del individualismo y lograron su objetivo, que les catapulta, de momento, al liderato provisional del campeonato.

Primero fue el Cáceres en un primer cuarto en el que el juego fue muy vistoso, especialmente por parte del en otro tiempo cuestionado Jelani McCoy. Entre la intimidación y los mates del americano, que oscurecieron a Kiefer, el jugador que curiosamente iba a venir en su puesto en un principio, y el acierto de Francis Sánchez, el Cáceres llegó a situarse 11-7 por delante.

Pero el Burgos se aprovechó de la superioridad en el puesto de base, con Rai López y Raúl Mena castigando la ausencia del lesionado Cherry, pese al trabajo de David Mediano y Pablo Movilla, y el partido dio un insospechado giro, especialmente en el segundo cuarto, cuando el recital del pívot Manu Gómez situó un 20-27 clarificador cuando restaban ocho minutos para el descanso. El juego se hizo embarullado, el Cáceres se mostró blandísimo bajo los aros y la grada hizo pública su preocupación ante el cambio de rumbo.

La batería de posibilidades que el equipo brinda a Aranzana en esta temporada propulsó la reacción que dejó el partido igualado al descanso (33-36), pese a que José Angel Antelo no pareció tener su día en los primeros 20 minutos y que Ryan Humphrey, teórico hombre de referencia dentro, estaba especialmente espeso.

VENTAJA CLARA El Cáceres varió la tendencia, de nuevo, a la vuelta de vestuarios. Francis tomó el mando y a base de tiros libres sitúo a su equipo con suficiencia en el electrónico tras un parcial de 11-0 a favor que situó un claro 53-42 a falta de 2:40. El público ya se divertía e intuía que aquello iba a ser un festival.

Craso error. Salió el tercer cuarto la mala cara del Cáceres, con un Jeff Xavier especialmente desacertado, y la igualdad volvió para no marcharse más. El duelo llegó incluso a tener color burgalés, cuando McCoy ya no tenía peso. El grupo de Andreu Casadevall, con un enorme Alberto Miguel desde el perímetro, ganaba 67-68 a falta de 3:22.

Era el momento de la verdad. Con Movilla de base, el hasta entonces desaparecido en ataque Humphrey se asoció con Francis, el mejor aliado que podía tener, para acertar en un par de tiros que colocaron a los locales en el mascarón de proa. A falta de 22 segundos, el ataque visitante se preparó con inteligencia, tanto que Castro no tuvo opciones para forzar la prórroga. El Cáceres había vencido, el Cáceres se había hecho fuerte.