El resultado era lo de menos porque las motivaciones eran otras, pero el 63-104 final entre el Adepla Gastrobar Cáparra y el Cáceres Patrimonio de la Humanidad expresa con naturalidad la diferencia entre un equipo de la segunda categoría y otro que acaba de ascender a la cuarta. El amistoso en Plasencia fue un entrenamiento para ambas plantillas, aunque con el matiz de que la cacereña todavía sigue en la competición.

Se trataba de homenajear a la afición placentina y también al propio Adepla, campeón de Primera Nacional y que está intentando reunir los suficientes apoyos como para afrontar el desafío de la Liga EBA la próxima campaña. Una de esas bases podría ser el propio Cáceres: ambas partes podrían haber retomado ya las conversaciones para una vinculación de la que ya se habló hace unos meses.

Las relaciones entre la directiva que preside José Manuel Sánchez y la que encabeza Juancho Álvarez son muy positivas. El pasado viernes, en el choque del Cáceres ante el Ourense, una representación del Adepla fue aplaudida desde el centro de la pista en consideración a su logro.

El público que acudió al pabellón placentino también contribuyó al componente solidario aportando un kilo de comida para el Banco de Alimentos local a modo de entrada.

El espectáculo que vieron fue inevitablemente desigual. Siendo el anfitrión un equipo que destaca por su físico en Primera Nacional, esta vez quedó minimizado por la lógica aplastante del undécimo clasificado de la LEB Oro. Hubo minutos para todos, incluyendo el junior Vieux Kasse, cuyo hermano Youssou ha sido uno de los protagonistas del ascenso del Adepla Gastrobar Cáparra.

El Cáceres continuará estos días su preparación, pero no juega hasta el domingo su encuentro de la jornada en la pista del Calzados Robusta.