El Cáceres ya inspira confianza. Ganar a un presunto coco de la LEB con cierta facilidad da paso a la esperanza. Los negros nubarrones que, justificadamente, atisbaban los fieles del club verdinegro dieron paso a la claridad en el horizonte en el momento justo y de la manera más solvente. Este proyecto tiene vida.

El lujoso Menorca pagó con una derrota la garra cacereña, desplegada desde una defensa feroz, de esas que tanto proclama Ñete Bohigas y que tanto trabajo le está costando perfilar, pero a la vista está que lo está consiguiendo. Limitado en la ofensiva, al Cáceres le queda un arma propia de los que quieren hacer algo grande desde la más absoluta modestia: defender y, en ataque, correr, correr y correr.

Tuvo el Cáceres un doble añadido decisivo con dos nombres propios: el americano Kerry Blackshear que, aunque aún algo renqueante, se soltó con un ejercicio baloncestístico notable, y el joven Francesc Cabeza, que hizo un partido sobresaliente saliendo del banquillo para suplir a Ramón Moya. Ni siquiera hizo falta que éste volviera al parqué tras acumular tres personales.

La fe verdinegra le dio ventajas ya desde el inicio, con la inspiración ofensiva de su alero norteamericano y el poder reboteador de Moya y Asselin. La dirección de Dani López y el estajanovismo de Nando Vicario --llamado a ser clave en el dibujo de Bohigas-- situaron un 16-8 en el minuto 5. La fuerza de Llorens bajo tablas y la clase de Moss, con el explacentino Stewart borrado, equilibraron la balanza de un partido que tuvo ráfagas de baloncesto mediocre. El equilibrio se situó en el electrónico hasta el fin del primer acto, con Moya y Asselin fuera y con un quinteto local formado por sus teóricos suplentes.

LIGERA VENTAJA En el segundo acto, con Stewart inspirado, los baleares siguieron siempre a remolque. La intimidación de Asselin y el ingente trabajo de Cabeza daban a los verdinegros ligeras ventajas hasta que se produjo la ruptura.

Blackshear, desde el exterior, y Juanmi Morales, postergado hasta el momento clave en el banco, lideraron a un Cáceres pletórico que, aunque se confió al final con la reacción visitante, no vio en peligro el resultado. El agradecido público festejó por todo lo alto un primer triunfo de la temporada que llega, además, para aclarar el escepticismo que, con razón, se había apoderado del verdinegrismo.