El argentino Manu Ginobili, uno de los mejores baloncestistas del mundo actualmente, pudo ser jugador del Cáceres CB en 1995, cuando era una promesa de apenas 17 años. El alero, apodado Manudona , se acaba de proclamar, por tercera vez, campeón de la NBA con San Antonio Spurs, que vencieron en el cuarto partido a los Cleveland Cavaliers (83-82). Ginobili fue el mejor del partido, con 27 puntos, aunque el MVP de la final fue el no menos genial base francés Tony Parker.

La historia resulta extremadamente curiosa y hasta ahora ha permanecido oculta. Ocurrió en el verano del 95, cuando Ginobili era jugador del Andino La Rioja, en su localidad natal de Argentina, y deseaba dar el salto a Europa para mejorar su nivel. Su entonces entrenador, Oscar Huevo Sánchez --uno de los más prestigiosos del país-- tenía una gran relación con Manolo Flores, que era entonces el técnico del Cáceres. "Me llamó y me dijo que tenía a un jugador increíblemente bueno y muy joven que quería dar el salto", recuerda el emeritense, actual gerente de la sección de baloncesto del Barcelona.

Aplazamiento

El acuerdo económico estaba prácticamente cerrado, pero había que viajar a Argentina para ver al Ginobili en acción y sellarlo definitivamente. Cuando el desplazamiento de Flores y el presidente verdinegro, José María Bermejo, estaba ultimado, hubo complicaciones de fechas y quedó aplazado.

Ginobili acabaría marchándose después al Reggio Calabria italiano, de donde pasó a la Virtus de Bolonia --con el que fue campeón de Europa-- y posteriormente a la NBA.

"Con el tiempo lo piensas y fue una lástima, pero en este mundillo a veces pasan cosas así", ha afirmado el propio Manolo Flores a este periódico. Seguramente Ginobili no hubiese jugado en principio en el Cáceres, sino que hubiera entrenado con el equipo, lo que compatibilizaría con una cesión al Plasencia o al Doncel, por entonces clubs vinculados. Cosas del deporte, o del destino, que diría un clásico.