CACERES 2016: Alex González (7), Francis Sánchez (7), Lucio Angulo (6), Drew Naymick (13), Randy Holcomb (16) --cinco inicial-- Perico Sala (0), Pavel Ermolinski (4), Gio Dedas (6), Diego Guaita (4), Xavi Forcada (2), Roger Fornas (2).

CLINICAS RINCON AXARQUIA: Ernesto Díaz (11), Jhornan Zamora (6), Adrián Fuentes (4), Augusto Lima (18), Neznad Sinanovic (12) --cinco inicial-- Carlos Cobos (2), Miguel Servera (6), Ale Navajas (10), Pablo Movilla (17).

MARCADOR POR CUARTOS: 22-15, 44-32, 58-58 y 67-86.

ARBITROS: Rafael Bey-Silva y Raúl San Cecilio. Eliminado: Lucio Angulo (min. 40).

Como la noche y el día. Como el oro y la hojalata. Como Jeckyl, pero también como Mr. Hyde. Sirvan los antagonismos para explicar --difícil tarea-- la dolorosa derrota del Cáceres ante el Clínicas Rincón Axarquía (67-86) tras un ejercicio increíblemente contradictorio.

Dado que todavía hay mucho tiempo para reaccionar, ¿a quién creer de verdad? ¿al impecable Cáceres de la primera mitad o al impotente equipo del segundo acto? Vistos los primeros 20 minutos, hay margen para soñar. Vistos los segundos 20, hay mucho que temer. Mucho.

La actitud y el aturdimiento defensivos marcaron la raya negativa en las dos maneras de comportarse del grupo de Piti Hurtado. En el primer tiempo, el visitante malagueño pareció empequeñecer e incluso se pudo adivinar como un equipo menor. El culpable , un Cáceres sereno, certero y talentoso. En el segundo, especialmente en el último cuarto, pareciesen los Lakers de Gasol&Bryant o, si bajamos al mundo terrenal, a los actuales Madrid o Barcelona. Los culpables , los mismos protagonistas, pero ahora disfrazados de baloncestistas novatos e ineficaces hasta la desesperación.

¿Qué ocurrió realmente? Casi parece un alarde --y un pecado-- intentar descifrar las claves. El Cáceres salió enchufadísimo, tanto que sus dos americanos, Holcomb y Naymick, señalados por su paupérrima aportación ante el Melilla, eran los dueños del parquet. Dominadores adelante y atrás, dejaron capitidisminuido al gigante balcánico Sinanovic. Fruto de ello y al trabajo efectista y efectivo de Alex González y Lucio Angulo, el electrónico se fue disparando (17-8, minuto 7, 21-11, minuto 9).

Hurtado apostó por otro quinteto diferente en el segundo cuarto, pero todo seguía yendo bien, e incluso mejor, con un Dedas certero y un Ermolinsky superior en la dirección. El Cáceres se situó con un placentero 34-20 en el minuto 15.

CAMBIO DE RUMBO La tercera personal de Angulo y las prestaciones atléticas de Lima, además de la intimidación, ya sí, de Sinanovic, dieron pie a un inicio del tercer cuarto para preocupar. Fue un espejismo un proverbial mate de Holcomb.

La pájara ya estaba ahí. El Clínicas Rincón fue ganando terreno y confianza y, en un plis plas, se colocó cerca, después igualó y acto seguido se puso por delante (55-58, minuto 29).

Francis Sánchez, ejecutor del triple que situó el empate, fue la escenificación perfecta del monumental atasco defensivo. Fue silbado con justicia, pero la empanada era general. Por entonces ya protagonizaba una espectacular exhibición de inteligencia y poderío un base-escolta, de apellido Movilla, un extremeño en el que el Cáceres no se ha fijado en estos años. El pacense fue el verdadero --aunque no único-- ejecutor del desaguisado. Sus 18 puntos, con canastas de todos los colores, lo dicen todo.

El Cáceres se desequilibró hasta convertirse en una caricatura. Eran los peores minutos del curso, sin duda. Pero es que, una hora antes, estaba pareciéndose al que se exhibió hace nueve días en Lugo. La contradicción elevada a la máxima potencia deportiva. Los dos polos rechazándose hasta situarse en la lejanía uno de otro. El baloncesto de salón contra el basket de patio de colegio. Y, por encima, una grada aturdida, sin acertar a comprender qué había pasado realmente que le había producido esa sensación tan frustrante.