CACERES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - 67: José Marco (2), Richard Nguema (15), Añaterve Cruz (5), Fernando Fernández (7), Brandon Sebirumbi (7) --cinco inicial-- Guillermo Corrales (2), Rolandas Jakstas (12), Carlos Toledo (0), Luis Parejo (15), Mansour Kasse (2).

CEBA GUADALAJARA - 63: Danny Agbelese (6), Maxi Sole (8), Edu Durán (9), Alvaro Frutos (8), Duane James (22) --cinco inicial-- Alex Iglesias (0), Santi Villena (3), Iván Aurrecoechea (4), Luka Nikolic (3), Arturo Noha (0).

MARCADOR POR CUARTOS: 13-24, 36-34 (descanso), 46-50 y 67-63.

ARBITROS: Carpallo y González.

Casi 23 años después y prácticamente la misma historia. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad consiguió anoche el ascenso a LEB Oro tras vencer por 67-63 al Guadalajara gracias a una canasta heroica de Luis Parejo, al que desde ahora quizás haya que apodarle 'Jordi Freixanet', como el jugador que dio el enceste que sirvió para subir el 10 de mayo de 1992 a la ACB. El 25 de abril del 2015 ya queda como fecha mítica a su lado.

Fue, como aquel duelo ante el Prohaci Mallorca, un partido tensísimo, angustioso hasta el último momento, pero finalmente, muy feliz, que emocionó a una afición cacereña que también protagonizó un papel decisivo. 4.000 personas en la grada y mucha implicación en lo que quizás sea un nuevo amanecer en la canasta local, siempre sometida a altibajos.

Parejo clavó su triple histórico a falta de 22 segundos, cuando su equipo tenía la soga al cuello y ganaba solo por un punto (64-63). Fue la sentencia a un Guadalajara ferocísimo, que dio una batalla que, aunque podía esperarse vista la gran liga regular que ha realizado, no dejó de sorprender y, sobre todo, de acogotar.

Para el Cáceres acaba la temporada como campeón de la LEB Plata, una categoría que claramente no le corresponde por demasiados motivos. Su enorme segunda vuelta (trece victorias y una derrota) le faculta para disfrutar de un éxito conseguido además con un estilo atractivo de baloncesto. Momento para disfrutar, sí, pero también para reflexionar.

ALERTA ROJA Suele decirse que lo que lo que cuesta lograr siempre sabe mejor que lo que regalan. Al equipo de Ñete Bohigas --indiscutible mérito el suyo al construir y entrenar a esta plantilla-- le costó muchísimo entrar en el partido, quizás atorado por el tremendo ambiente. Y justo lo contrario le sucedió al Guadalajara, cómodo por no jugarse nada y extra motivado.

Especialmente tormentoso fue el papel de Duane James, intrascendente en el Cáceres la pasada temporada y que a poco de iniciarse el segundo cuarto ya sumaba 16 puntos. No había manera de pararle. Los locales estaban entre nerviosos en ataque y extrañamente blandos y despistados en defensa, Añaterve Cruz había cometido la segunda falta prontísimo y no se encontraba una línea de juego.

13-27, minuto 12. Motivos más que de sobra para preocuparse, porque el sueño podía escaparse si la situación no se enderezaba rápidamente. La reacción la lideraron Parejo --anticipando su papel clave del final-- y Rolandas Jakstas. Al Guadalajara, debilitado por sus rotaciones, se le fue la ventaja por el desagüe en un momento e incluso se fue por detrás en el marcador al descanso (36-34). Todo pintaba mejor.

Sin embargo, los plomos verdinegros volvieron a fundirse al regreso del vestuario. Solo diez puntos anotados en el tercer cuarto y el regreso de la sensación de que habría que sudar mucho para celebrar (46-50).

Los últimos diez minutos de la temporada resultaron un drama con final eufórico. Apenas Richard Nguema con sus penetraciones o Brandon Sebirumbi con un mate de póster encontraban con claridad el aro rival, pero el Guadalajara se veía afectado por el griterío reinante.

Los empates se sucedieron hasta el cara o cruz del minuto final. Parejo, como los grandes, no tuvo miedo y su triple provocó un gozoso seísmo en el Multiusos. El Cáceres se merecía subir, su gente también. El basket extremeños vuelve a estar donde le corresponde.