En la jornada 15 de la liga regular de la LEB Plata, la diferencia entre el Plasencia Galco y el Cáceres 2016 era de cinco victorias a favor del equipo placentino y nada invitaba a imaginar que hoy, a escasos dos días del segundo derbi extremeño de la temporada, iban a ser los locales los que estuviesen por debajo en la tabla clasificatoria con un triunfo menos que los cacereños y siendo los que necesitan imperiosamente ganar para acceder a los play offs de ascenso. Es la historia de los dientes de sierra que han venido protagonizando los dos equipos extremeños, irregulares hasta el límite y que llegan a su enfrentamiento directo con distinto nivel de urgencias clasificatorias.

En esa batalla para ver quién corregía mejor sus errores salen ganando por ahora los capitalinos, en cuya plantilla hay ahora cuatro jugadores que no estaban cuando, en pretemporada, el Plasencia Galco se imponía en la final de la Copa de Extremadura por 86-83.

Excelente arranque

Ambos conjuntos hicieron la promesa de un curso mucho más placentero en el mes inicial de la competición. Ganaron los primeros cuatro partidos --los de la capital del Jerte incluso ampliaron la racha a cinco-- y se les colocó la etiqueta de aspirantes fijos al ascenso directo. Sin embargo, la LEB Plata se demostró como una liga mucho más traicionera de lo que pudiera pensarse y los cacereños entraron inmediatamente en una sima de siete derrotas seguidas, mientras que los placentinos se mantenían cómodamente en el grupo de cabeza.

Fede Pozuelo fue destituido en la undécima jornada y sustituido por Piti Hurtado, que añadió dos muescas a la negra racha del equipo de la capital cacereña. A escasos 80 kilómetros, el Plasencia perdía el enorme acierto que le había distinguido en su arranque de competición, pero todavía conservaba un colchón importante de victorias y se mantenía en el grupo de cabeza con cierta comodidad gracias también a los pinchazos de algunos rivales. Los problemas en defensa se intuían como el gran lastre a combatir, pero mientras que los lanzamientos exteriores siguiesen entrando y Jason Blair continuase acumulando sus magníficas estadísticas no se podía pensar en que se encendiese la luz roja.

La paliza del Multiusos

Seguramente un momento paradigmático llegaba en la noche del 11 de enero. Ya con Harper Williams --y con Sam Jones desplazando a Kelvin Peña al puesto de escolta, todo un acierto-- en el equipo, el Cáceres 2016 vapuleaba sin piedad a su vecino (91-72). Eso supuso un cambio notable de sus respectivas dinámicas.

La diferencia entre ambos en la tabla aún era grande, pero los cacereños solo sabían ganar por entonces. Encadenaron ocho triunfos seguidos mientras que el Plasencia se llenaba de dudas, no renovaba el contrato de Brock Gilliespie --la única cara nueva desde el inicio-- y renunciaba a reforzarse antes del cierre del plazo, a finales de marzo, por cuestiones económicas.

Aún por delante del Cáceres 2016 y con un positivo balance de 15-10, Juan Pablo Márquez corría en la jornada 25, mediado marzo, la misma suerte que Pozuelo unos meses antes.

El regreso de Ñete Bohigas al banquillo de los del Jerte no tuvo el efecto deseado y en dos semanas después el Cáceres volvía a estar por delante de su eterno rival , algo que solo había sucedido tras el primer partido y por gracias al basket average .

Los cacereños han bajado su poderoso ritmo desde entonces, pero han conservado la iniciativa de la mini liga regional y, gracias a sus victorias caseras, han asegurado un puesto entre los nueve primeros. Mientras, el Plasencia tendrá que ganar uno de los dos partidos que le restan para seguir la misma senda.