El Cáceres quiere seguir ahorrando hasta final de temporada. La mayoría de los jugadores, que tienen contrato en vigor hasta el 31 de mayo, recibirán una oferta para marcharse en los próximos días y así no tener que estar sometidos a las obligaciones del club, según confirmó ayer el gerente verdinegro, Julio Espino.

El término de la liga el pasado domingo, con la clasificación en el noveno lugar, obliga a plantear el futuro más inmediato con esta fórmula. Aun así, el propio gerente aclara que "hay unos contratos firmados y se van a cumplir si cada uno de los jugadores quiere", aunque el propio Espino argumenta que para algunos puede ser beneficioso marcharse antes de tiempo.

Ninguno de ellos tendrá sobre la mesa una oferta de renovación, debido a la singularidad y las dudas que plantea el futuro. "Hasta que no sepamos con lo que contamos, no vamos a tirarnos a la piscina", añade Espino, que "no podemos comprometernos a la ligera con nadie".

ADAPTACION El gerente apunta que "hay que hacer las cosas con seriedad y adaptarse a lo que haya". Espino afirma que el club está trabajando para que no ocurra como en esta última temporada, "en la que nos vimos en una depresión contínua" por los problemas económicos. En ésta ni siquiera los propios responsables actuales del club saben qué ocurrirá, aunque esperan que todo se lleve a cabo de una forma menos agónica que en el pasado.

Ni siquiera la renovación del entrenador, Ñete Bohigas, está asegurada. "Es nuestro técnico titular, y él lo sabe", apuntó Espino, quien sí asume que las perspectivas de la próxima temporada deberán apuntarse en el menor tiempo posible.

Mientras, Ramón Moya fue el primero en marcharse, aunque, como en el caso del americano Shea Seals, su contrato expiraba dos días después del último encuentro liguero. Seals pasa unos días en la ciudad en compañía de parte de su familia.