Vlado Petrovic, al Alba de Berlín. Ariel Eslava, también a Alemania. Hurl Beechum, probablemente a Italia, el mismo destino que maneja Kevin Thompson, que también tiene una oferta del León (Liga LEB) y otra de Turquía. Sin embargo, la desbandada por los impagos tendrá que aplazarse hasta hoy, ya que el presidente del Cáceres, José María Bermejo, consiguió de los jugadores unas horas más de plazo antes de darles libertad para marcharse. Para hoy a las 15.00 --coincidencia inequívoca con el cierre de los bancos-- está fijado el nuevo momento límite y dramático. Es de prever que si en ese momento sus cuentas corrientes no han tenido movimientos positivos, el club les facilitará la salida.

El club no ofreció ni soluciones ni respuestas a la plantilla a las ocho de la tarde de ayer, como se había comprometido. Todo se limitó a un breve encuentro entre el consejo de administración --con la presencia de Martín Fariñas, director deportivo, y Felipe Fernández, responsable de comunicación-- y toda la plantilla, exceptuando Gabriel Muoneke, que padece una severa gastroenteritis. Tampoco estuvo el técnico Manolo Hussein ni ningún otro miembro del cuerpo técnico.

Los jugadores recibieron por grupos la petición del consejo de esperar unas horas más --primero entraron en la sede del club los nacionales y luego los extranjeros-- y después se reunieron todos juntos y aceptaron. A la salida del encuentro ni Bermejo ni los capitanes quisieron hacer declaraciones, dejándolo todo en el aire hasta el mediodía de hoy. "No voy a decir nada", masculló el presidente a las preguntas de este diario en la puerta del pabellón Ciudad de Cáceres, sin ni siquiera responder por qué.

ULTIMA FOTO JUNTOS

Aún así, el ambiente era de evidente desánimo. "Chicos, vamos a hacernos la última foto juntos", les decía irónicamente a sus compañeros uno de los jugadores más afectados por la situación ante la presencia del fotógrafo de EL PERIODICO EXTREMADURA. Al final se la hicieron, aunque no hubo demasiadas sonrisas.

Fue un día intenso de gestiones por parte del Cáceres, que buscó desesperadamente una fuente de ingresos para poder abonar a la plantilla los dos meses que se les adeudan. No la consiguió finalmente del modo en el que más ha insistido en los últimos días --que un banco adelantase los 360.000 euros de la subvención del Ayuntamiento de Cáceres--, pero ha insistido por nuevas vías que no ha especificado públicamente. Estas negociaciones podrían tener hoy una resolución definitiva, porque ya no queda más margen de maniobra.