Qué Cáceres 2016 saldrá esta noche a la pista del Juan Ríos Tejera (22.00 hora peninsular? ¿El Jeckyll, capaz de derrotar a los mejores equipos de la liga con un juego solvente? ¿O el Hyde, ese grupo sin alma ni esquema que, sin ir más lejos, fue avasallado en sus dos últimos viajes, a Melilla y Rincón de la Victoria? El choque de La Laguna es una prueba más en esta carrera de obstáculos que se ha convertido la LEB Oro para el conjunto de Gustavo Aranzana, metido de lleno en solidificar su posición en la zona de playoffs de ascenso a la ACB.

La misión no es fácil, aunque si por algo se ha distinguido este Cáceres es por ofrecer un alto nivel ante los equipos punteros de la clasificación. La Laguna, quinto con 15 victorias y 10 derrotas, lo es, aunque en la primera vuelta ya cedió ante un equipo extremeño en el que debutaba Aranzana en el banquillo. Eso sí, en casa es muy fiable: únicamente dos derrotas, la última de ellas a principios de diciembre.

Muchas vueltas ha dado todo desde entonces. El Cáceres 2016 ha ido haciendo más legítima su aspiración de ascender al escalón en el que están instalados los canarios ahora.

Y eso que los dos conjuntos son bastante dispares en sus estructuras: mientras unos disponen de una plantilla larga, pero irregular, los otros tienen una rotación corta, pero en la que todos aportan, sobre todo un poderoso dúo de pívots, Ricardo Guillén-Jakim Donaldson, que debe ser la gran preocupación esta noche para el equipo extremeño por su poder intimidatorio, además del ofensivo.

El técnico visitante lo advirtió antes de partir de viaje ayer a las 9.30 horas. "La Laguna domina el juego interior y eso además le permite a sus tiradores aprovechar bien los espacios que se generan", resumió, ofreciendo dos factores sobre aspectos que su equipo debe controlar: "Uno es la transición. Cuando tienen el balón buscan muy rápido la canasta rival. Otro es el rebote ofensivo. Van con mucha fuerza y disfrutan de muchas segundas opciones".

EL VATICINIO Aranzana pronosticó un partido "de campo abierto, con mucho ritmo, en el que será importantísimo no tener errores no forzados. Cada balón tonto que perdamos nos van a castigar en contragolpe". Para ello, su "antídoto" sería "tener la misma frescura y claridad que el día del Menorca".

"No podemos tener dos caras, no podemos volver con una sensación mala. Podemos ganar o perder, pero tenemos que dar buena imagen", recalcó.

Preguntado por la dicotomía que ha caracterizado al Cáceres desde que está en el banquillo (victorias ante "grandes" y derrotas ante rivales de la zona media-baja), habló de "cuestiones circunstanciales". "Depende cuándo te cojan los partidos. Si ahora jugamos contra Mallorca, Palencia o Tenerife en casa, les ganamos. Son tres partidos que tengo clavados a sangre". Se mostró satisfecho con la evolución en defensa y porcentaje de tiro, pero entre las asignaturas pendientes, señaló al rebote como punto débil.