Cáceres se apunta a la carrera por acoger el partido internacional entre España y Bélgica, clasificatorio para el Mundial de Suráfrica-2010. El choque, programado para el 5 de septiembre del próximo año, está adjudicado a Extremadura por Angel María Villar desde la toma de posesión del nuevo presidente de la Territorial, Juan de Dios Monterde, pero la ubicación concreta no es oficial, por lo que se han abierto las posibilidades.

Como publicó el pasado martes este diario, Mérida tiene la mayor parte de opciones por varios motivos, entre ellos que forma parte de la candidatura de Madrid-2016 como subsede de fútbol y que nunca ha acogido un partido internacional de la selección absoluta cuando Cáceres y Badajoz --ésta en dos ocasiones-- sí lo han hecho.

Sin embargo, a Cáceres le gusta la idea de repetir la experiencia de 1991, cuando el estadio Príncipe Felipe fue el escenario del amistoso entre España y Rumanía (0-2 final). También se ha armado de razones en este acercamiento de tipo institucional: la promoción de la candidatura a la Capitalidad Cultural Europea del 2016 y el hecho de que el deporte rey esté renaciendo en la ciudad después de que Félix Campo traspasase el principal club local, el Cacereño, al grupo de empresarios liderado por Antonio Martínez Doblas.

DECISION DE LA JUNTA La pelota está en el tejado de la Junta de Extremadura, que será la que tome la decisión final sobre qué estadio logra el premio de disfrutar en vivo al actual campeón de Europa en un partido que puede ser importante para la clasificación. De hecho, aparte del amistoso ante Rumanía, las otras dos ocasiones en las que España visitó la región, lo hizo en partidos oficiales, sí, pero ambos de trámite por la escasa entidad de los rivales: Chipre (8-0, en 1999) y Liechtenstein (4-0, en el 2006).

Hay una cuestión capital en esta soterrada pugna entre Mérida y Cáceres. Ambos recintos deportivos necesitarían al menos un lavado de cara para que la imagen que se diese al resto de España fuese positiva. Conseguir el partido para sus ciudades tendría ese premio extra, porque el dinero para esas reformas tendría que ser necesariamente público.

La decisión final se prolongará unas semanas en el tiempo. Mientras, negociaciones a distintas bandas y con intervención política se multiplicarán.