La muerte de un policía a causa del lanzamiento de un artefacto explosivo en los enfrentamientos producidos el viernes en Sicilia, en el partido Catania-Palermo, ha sumido al calcio en un estado de conmoción. La tragedia ha movilizado el país, tanto en la esfera deportiva como en la política. De momento, 22 personas --entre ellas nueve menores-- han sido detenidas por los altercados, en los que cerca de 100 resultaron heridas. Suficiente para que en Italia, con el fútbol parado, se alcen voces que piden la suspensión de las competiciones por un año.

La federación paralizatodos los campeonatos

Apenas una hora después de conocerse el fallecimiento del policía, el comisario extraordinario de la Federación Italiana de Fútbol, Luca Pancalli, anunció la paralización de todos los campeonatos nacionales de fútbol, en todas las categorías, "por tiempo indeterminado", según se supo durante la larga noche, una de las peores del fútbol italiano.

La suspensión --primera en 12 años-- incluyó también el partido amistoso que la selección azzurra debía disputar el miércoles con Rumanía. Pancalli anunció la decisión tras consultar con el primer ministro, Romano Prodi, el ministro de Interior, Giuliano Amato, y la ministra de Deportes, Giovanna Melandri, quien aseguró: "El Gobierno no tolerará que cada día de campeonato haya que desplegar miles de agentes de la policía para evitar situaciones como esta, con el riesgo para sus vidas".

Un año sin fútbol paradetener la violencia

La tragedia de Sicilia ha puesto otra vez sobre la mesa el problema de la seguridad en el fútbol y ha desencadenado un alud de reuniones en el mundo de la política y el deporte, mientras algunos sectores, como el diario del Vaticano L´´Osservatore Romano pedía que se suspendiera un año el campeonato. Hoy se cita el Comité Olímpico Italiano, mañana lo harán Prodi y sus ministros y el martes, la Liga Nacional de Fútbol.

Una vez más se ha escuchado un coro de voces que reclaman "tolerancia cero para la violencia en los estadios", pero las exigencias han ido esta vez más allá. Mientras la ministra de Deportes decía que la Liga no se reanudará "hasta encontrar un método para detener la violencia que envenena el fútbol", algunas autoridades deportivas anunciaron que le propondrían "el cierre por un año de aquellos estadios en cuyo interior o exterior se produzcan episodios como los de Catania".

Entre ellas, el presidente de la Asociación Italiana de Futbolistas, Sergio Campana, partidario de "parar los campeonatos durante toda una temporada". "No es posible seguir jugando al fútbol en Italia, cerremos los estadios y acabemos con esto", dijo el técnico del Ascoli, Nedo Sonetti. La federación estudiaba también suspender dos jornadas y jugar el torneo a puerta cerrada.

Batalla campal con un muerto y casi cien heridos

Los enfrentamientos se produjeron durante el derbi siciliano que enfrentó al Catania y al Palermo, adelantado para no coincidir con la multitudinaria fiesta de Santa Agata. Los incidentes comenzaron en la curva norte del estadio Massimo, por parte de los hinchas locales. La entrada de los fans del Palermo cuando este ya ganaba por un gol desató las iras de los locales, que comenzaron a arrojarles objetos. El árbitro incluso debió suspender el partido durante media hora, ya que además del lanzamiento, los gases lacrimógenos, hicieron el aire irrespirable. El partido acabó con victoria del Palermo (1-2). Es lo de menos.