"Esto no pasa en España". Con una indisimulada sonrisa, Jorge Garbajosa se ajustaba el mandil antes de una experiencia inédita en su vida: ser camarero en una cena organizada por su equipo, los Toronto Raptors, en la que también tuvo un papel estelar su compatriota y amigo, el extremeño José Manuel Calderón.

El jugador de Villanueva de la Serena fue uno de los más reclamados por los más de 100 comensales que acudieron al restaurante italiano Alice Fazooli, situado en la céntrica Adelaida Street de la ciudad canadiense, muy cerca de los rascacielos que hacen que algunas guías turísticas califiquen al lugar como "el más parecido a Manhatan" del mundo.

Los dos jugadores hicieron gala de una extraordinaria solvencia en su particular y singular trabajo improvisado.

Para asistir al acontecimiento había que pagar 250 dólares y es toda una tradición en el equipo de la NBA a principios de cada temporada. Asistió la mayor parte de la plantilla, todos ataviados de manera especial para la ocasión y muy solícitos a la hora de poner las bebidas y alguno de los platos.

Calderón firmó numerosos autógrafos y se fotografió con quien se lo pidió, entre ellos algunos invitados de habla hispana. Parece más acostumbrado a estas iniciativas que Garbajosa, que vive sus primeros días en la liga norteamericana.

"Los dos son buenos chicos. Escuchan cuando se les habla y tienen interés por aprender cada día", afirma el mítico Alex English, uno de los máximos anotadores de la historia de la NBA con Denver Nuggets a finales de los 80 y que ahora es asistente del entrenador, Sam Mitchell.

Las relaciones públicas y la cercanía que tienen que vender sus principales protagonistas se demuestra en casos como éstos. Es otro mundo. Es, simplemente, la NBA.