Todo deportista tiene en su punto de mira los Juegos Olímpicos. Es el sueño. Pero no es un objetivo fácil ni se consigue en poco tiempo.

Hay un camino a seguir. Desde categorías inferiores, me planteaba retos, primero a nivel regional, más tarde nacional. Ya en junior los retos eran las mínimas internacionales, ser de los mejores de tu grupo de edad para, cuando llegara a la absoluta seguir en la pomada para luchar por ir a los grandes campeonatos y mejorando marcas, además de ´foguearme´ en eventos internacionales de menor nivel.

Todo este camino, con buen trabajo, con algo de suerte, sin lesiones, nos puede conducir hasta ese gran objetivo pero desde luego no siempre, es un precio que hay que pagar por la excelencia.

En este camino, además de esfuerzo, buenos entrenadores y muchas otras cosas hacen falta ayudas. Ayudas que permitan esa dedicación tan intensiva, que nos permitan acceder a mejores medios de entrenamiento, más sofisticados, a asistir a las competiciones adecuadas, a aprender de los mejores técnicos, etc.

Y para estas ayudas también hay un camino. Desde los premios y aportaciones de clubs y competiciones, pasando por ayudas regionales, por ejemplo los premios al rendimiento y los programas de promesas olímpicas y paralímpicas en Extremadura, a nivel nacional las ayudas de las federaciones y el último peldaño que es el programa ADO.

Acceder es rozar la excelencia. Hay que conseguir grandes resultados, primeros puestos en Mundiales, Juegos o Europeos. A partir de enero de 2011 entraré en el programa ADO gracias a mi quinto puesto en la prueba de maratón de los Campeonatos de Europa en Barcelona. Estaré en el culmen de las ayudas... ahora sólo falta rematar. Londres 2012 espera.