CACEREÑO 0: Félix Campo, Jaime, Jurado, Guy, Caballero; Nico (min. 76, Bernal), Mauricio (min. 88, Villa), Gaby, Cobos, Tete; Pedro García.

LINARES 1: Juanjo; Cerveró, Martínez, Ordónez, Emilio; Berruezo (min. 69, Manu Arias), Abel (min. 53, Quique), Idiákez; Muñoz, Quero (óscar Ventaja, min. 64); Bordi.

GOL: 0-1-Min. 89: Quique.

ARBITRO: Gómez Carbajo. Mal. Tarjetas amarillas a los locales Jaime, Gaby, Guy, Mauricio, Tete y roja directa a Caballero (min. 30). Amarillas a los visitantes Juanjo, Cerveró, Martínez y Abel y dos a Muñoz (roja, min. 64) y roja directa a Oscar Ventaja (min. 66).

Es la ley del fútbol. Cuando algo no funciona, hay que cambiarlo. Cuando el entrenador fracasa estrepitosamente, se necesita un revulsivo. Eso pasa en el 99´9 por ciento de los clubs. A este Cacereño a la deriva, que aún tiene tiempo para no hundirse en el fango de la Tercera, las adversidades, a las que tanto alude su técnico, le están poniendo a los pies de los caballos. Quizá por ello su presidente, Félix Campo, puede tener en su mente el posible remedio, algo que pudo tratar anoche con sus colaboradores en medio de un ambiente enrarecido con hedor a funeral. En el propio club se pide ya su cabeza; en la afición, casi se exige.

La derrota ante el Linares ha dictado sentencia, al menos en la grada: el público abroncó espectacularmente a Ismael Díaz, hombre que lideró la pasada temporada el inicio de un sueño y que está a punto de hacerlo desvanecer por su incapacidad de invertir la situación catatónicamente absurda a la que se ha llegado, con mil cambios, mil decisiones estrambóticas que han dejado al equipo en estado terminal, batiendo todos los registros negativos. El último, siete derrotas consecutivas, algo que sólo ha podido conseguir el colista, Los Palacios.

EL MALEFICIO Al plebiscito con decisión unánime sobre la figura del técnico asturiano contribuyó, en su descargo, toda una suerte de maleficios que cayeron, uno a uno, en 90 minutos aceptables --para lo que se estila-- de este grupo.

El equipo, sin delanteros, hizo un gasto increíble, lo dio todo, tuvo la desgracia de ver cómo a un jugador al que agreden (Caballero) le expulsan a la media hora, pero nada le sale a este desdichado Cacereño, que a estas alturas de competición, el año pasado, era líder. Qué tiempos.

El Linares, plagado de figuras de Segunda B, no hizo nada en todo el encuentro. Tuvo dos ocasiones, ambas en la segunda parte, y aprovechó la última, en las postrimerías, para hurgar en el boquete de la herida verde. Mientras tanto, se limitó a especular ante un Cacereño que tampoco estuvo fluido ofensivamente, y que tuvo en el juvenil Tete a su mejor hombre. De sus botas nació una maravillosa jugada que mereció el premio del gol (min. 76). Para entonces se habían volteado las circunstancias del encuentro, ya que el árbitro había expulsado a dos linarenses en el segundo acto (m. 60, Muñoz, m. 66, Oscar Ventaja).

Con el Cacereño volcado, el mazazo del 0-1 se produjo tras un desajuste defensivo descomunal de los locales, que finalizó en gol Quique. Un minuto antes, la bronca a Díaz por el cambio de Villa por Mauricio, reprobado por el público por las propias circunstancias. El técnico adujo después que el argentino estaba lesionado y no podía más. El que no puede más es el escaso, pero fiel aficionado verde, que sigue con su particular vía crucis.