Es algo muy comentado en Cáceres y que ayer en el Francisco de la Hera quedó patente. La camiseta del Extremadura imprime carácter ganador ante el Cacereño. Puede ser discutible, pero el equipo verde tiene la teoría que lo demuestra. Sin ser inferior futbolísticamente, como norma general, no ha sido capaz de ganar al equipo azulgrana desde la temporada 88-89.

Ayer, como ya vaticinaban algunos aficionados tras la derrota ante el Ecija, volvió a ocurrir lo mismo que en la primera vuelta. Ni el buen juego de la primera mitad, ni el posible penalti a Enrique, ni el laberíntico camino de la falta lanzada por Cerveró de un poste a otro pudieron rebatir la citada teoría.

Ahora los de Francisco tienen ante sí un panorama mucho más halagüeño que los de Ismael Díaz con la liguilla como telón de fondo. La diferencia radica en que para el Extremadura nunca ha sido un objetivo escondido y sí una tabla de salvación incluso a nivel económico, mientras que para el Cacereño sólo se ha tratado de un sueño, muy ensalzado cuando el equipo carburaba a la perfección y lo tocaba con los dedos. Pero ahora parece haberse transformado en una exigencia de algunos medios de comunicación cacereños y no en la de un equipo más que capacitado para lograrlo, como así lo ha demostrado muchas veces a lo largo del presente campeonato, aunque no estuviese escrito en el guión del mes de septiembre.