La fiebre de organizar grandes eventos, de llevar a cabo megaproyectos, funcionen o no, sean o no un fracaso, dejen o no un déficit millonario en las arcas de la Generalitat valenciana sigue siendo la tónica general del Gobierno presidido por Francisco Camps, que ayer mismo volvió a presidir otra de sus presentaciones majestuosas de otro evento singular: la sede que el Berklee College of Music de Boston abrirá en Valencia. En ese acto y pese a que desde que emergió el caso Gürtel, el presidente se niega a admitir preguntas respondió con un "no" rontundo la posibilidad de que estuviese meditando desprenderse del gran premio de Fórmula 1, otra de de sus obras ruinosas y que le ha costado 142 millones de euros.

Mientras, la oposición, especialmente los socialistas valencianos, denunciaron ayer que Camps lleva invertidos 142 millones de euros en la F-1, cuya organización "lleva camino de convertirse", señaló Jorge Alarte, "en su nueva Terra Mítica".

La portavoz del Consell, Paula Sánchez de León, aseguró, en su semanal aparición ante los medios de comunicación, que no se ha planteado "ningún cambio" en cuanto a la competición y que esta se seguirá ejecutando "como hasta ahora".

El escueto comentario de Camps se inscribe en un contexto particular. Por un lado, su ejecutiva decidió hace menos de un mes poner a la venta patrimonio público (solares y edificios, principalmente, incluso puede que hasta el Circuito de Cheste) para lograr 393 millones de euros que ayuden a cuadrar los presupuestos del próximo ejercicio.

Por otro, el desmentido del presidente tenía lugar después del acto de presentación de otro de los grandes proyectos que tanto gustan a Camps, la sede que el Berklee College of Music de Boston abrirá en Valencia el curso que viene. Esta tendría que instalarse en la Torre de la Música, un inmueble presupuestado en 92 millones cuya primera piedra se colocó en 2008 pero que está paralizado.

Jorge Alarte, líder de los socialistas valencianos, calificó el proyecto del Gran Premio de Europa de Fórmua-1, que ha perdido más de la mitad de sus espectadores en los dos últimos años, de "fiasco, ruina y fracaso" y exigió también al gobierno valenciano que aclare, en Las Cortes Valencianas, si se está o no negociando la salida de la Fórmula-1. Alarte también denunció que traer el gran premio de Bernie Ecclestone a Valencia ha costado ya a las arcas públicas 142 millones de euros.