Fhadi El Khatib es una estrella en el Líbano. Casi un héroe nacional. Frente a a Canadá, anotó 31 puntos. Y ayer frente a Francia acabó con 12. Son marcas notables para este jugador de 30 años, pero nada especiales si no se fuera por la particularidad de que es uno de los cinco musulmanes del equipo libanés que en este torneo está cumpliendo con el precepto musulmán del ayuno durante el mes del Ramadán, que coincide con este Mundial. De hecho, lo hará en 12 de los 14 días, con la única excepción de la fase final (dos cuartos de final, la semifinal y la final). Y los practicantes tienen la obligación de no ingerir alimentos ni bebidas ni practicar el sexto desde la salida hasta la puesta del sol.

Los otros cuatro jugadores de confesión musulmana del Líbano (Ali Mahmoud, Ali Kannan, Ghaleb Reda, y Ali Fakrdedine), un país donde la población cristiana ronda el 40%, cumplirán con la norma tras el Mundial. No así, El Khatib, a pesar de los consejos médicos.

En el partido frente a Canadá, por ejemplo, no bebió agua hasta el tercer cuarto y solo al final del encuentro, con la puesta del sol, se repuso con fruta y se tomó un batido multivitamínico.

Hay otras cuatro selecciones musulmanas al margen del Líbano: la propia Turquía, Irán, Túnez y Jordania. Pero sus jugadores han sido eximidos.