Casi no lo podía creer. Isidoro Jiménez había tocado con la punta de los dedos "ese ansiado botijo de plata con el que sueño desde que era pequeño, pero se me escapó". Eran palabras de resignación del piloto almendralejense tras haberse quedado sin el triunfo en un Rally de la Vendimia en el que tenía todo a favor en el último tramo de la última prueba. Pero un fallo eléctrico le privó del primer puesto y "parece que estoy gafado y me siento muy mal. Pero más allá de lo personal por la gente que me apoya, por mi equipo, por los que confiaban en mis opciones...

El ganador del ´Vendimia´, Pablo Gómez, reconocía haber visto perdida la prueba y decía entender los sentimientos de su compañero. Destacaba que fue "un rally completo, emocionante y de una gran altura". Lo que no podía esconder era su enorme felicidad tras haberle sonreído el triunfo. La cara y la cruz del deporte en su estado puro. Las sonrisas y las lágrimas de la vida misma.