ESPAÑA - 80 (22+15+15+28): Rudy (14), Ricky Rubio (6), Navarro (22), Garbajosa (5) y Gasol (4) -equipo inicial-, Llull (9), Reyes (6), Raúl (5), Vázquez (6) y Mumbrú (3).

GRECIA - 72 (19+12+20+21): Zisis (16), Spanoulis (12), Fotsis (12), Diamantidis (16) y Schortsanitis (13) -equipo inicial-, Bourousis (2), Calathes (1), Printezis, Perperoglou y Tsartsaris.

ARBITROS: osé Aníbal Carrión (PUR), William Kennedy (USA) y Reynaldo Mercedes (DOM). Los griegos Zsis y Spanoulis fueron eliminados por faltas en el último minuto.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a los cuartos de final del campeonato del mundo.

El carácter, a veces, abre puertas complicadas. Incluso es capaz de obrar milagros. Durante la primera fase del Mundial se vio a una España irregular. A un equipo con muchas dudas. Muy pocos habrían apostado por ella. Pero ayer, a la hora de la verdad, en el primer cruce directo del torneo, España sacó su carácter de campeón. Es una virtud que no se entrena. Se tiene o no se tiene. Y a este equipo le sobra. España dio el paso soñado a cuartos. Y Grecia volvió a morder el polvo frente a su bestia negra. Igual que sucede de forma invariable desde el 2003 en todas las grandes citas.

Tres hombres se arrogaron el protagonismo del triunfo. Navarro, Rudy y Fran Vázquez, soberbios siempre en su representación individual. Pero el de ayer fue, por encima de todo, un triunfo colectivo, una demostración de fuerza de un grupo trabajando en la misma dirección, sumando esfuerzos para llegar juntos a la meta.

Cierto es que Navarro, sobreponiéndose a sus molestias en la espalda, que limitaron su presencia en cancha a 25 minutos, estuvo espléndido en el tramo final. De los últimos 15 puntos del equipo, 11 fueron suyos, incluido un robo providencial.

Rudy Fernández fue clave en el momento en el que se rompió el partido. Es verdad. Con un triple y dos tiros libres suyos despertó el temor en Grecia de que se le escapaba el partido (del 58-57 al 63-57 en los últimos cuatro minutos). Y también fue evidente que los 15 minutos de Vázquez le dieron una enorme consistencia al equipo en los momentos en los que Marc Gasol, muy limitado por la lucha con Baby Shaq, se fue al banquillo. Pero el trabajo de estos tres jugadores fue solamente una rueda más de un engranaje que funcionó como se esperaba.

La selección ya está en cuartos, donde le aguarda Serbia este próximo miércoles. Es un paso más cerca del objetivo que persigue: las medallas. Llega sin el brillo de otras ocasiones. Puede ser. Las bajas de Pau Gasol y José Manuel Calderón pesan lo suyo. Pero mostrando una enorme personalidad. Y ambición. Y capacidad de lucha.

AGONIA El de ayer fue un triunfo agónico. Llevado al límite del sufrimiento. A falta de dos minutos (67-57), la selección parecía tenerlo en el bolsillo. Y aún hizo falta una interminable rueda de tiros libres para rubricarlo, porque Grecia se resistió a hincar la rodilla gracias a la poderosa presencia de Schortsanitis en la zona. Pero acabó por hacerlo, acabando así con la angustia de un pulso que se movió siempre sobre el filo, sin saber si caería para un lado o para otro.

Durante muchos minutos dio la impresión de que España lo tenía bien controlado. Pero Grecia también tuvo sus oportunidades (entró en los últimos seis minutos a un solo punto) aunque siempre mostró más dudas y acabó ahogándose frente a una defensa zonal que le planteó España en el segundo tiempo y ante la que no supo reaccionar.

De hecho, España ya consiguió hacerse con el control en un primer tiempo sin apenas aportación ofensiva de Rudy, sin forzar tiros libres, sin que Navarro brillara en exceso, aunque con un juego muy equilibrado. Eso ya era una buena señal, aunque Grecia empezó muy enchufada. Y por un instante, hasta dio la impresión de que podía abrir margen (11-17, m. 7).

Pero los relevos de Scariolo dieron resultado y la presencia sobre todo de Vázquez reactivó el juego hasta el punto de que al descanso España ya mandaba (37-31).

DESDE EL BANCO En la selección de Scariolo hubo una participación de casi todo el banquillo. En Grecia, casi todo pasó por el acierto de Zisis, de Schortsanitis y de los triples con los que Diamantidis entró en el segundo tiempo. Y eso acabó por notarse en el tramo final, cuando los jugadores clave de la selección aparecieron con toda su fuerza: sobre todo Navarro y Rudy, asumiendo toda la responsabilidad ofensiva.

La selección español, al margen de todos los problemas que aún la lastran, ofreció una imagen competitiva. ¿Podrá ser suficiente para pelear por el podio? Con este grupo nunca se sabe. Pero nadie podrá discutirles que se dejan la piel en cada uno de los encuentros. Y que no se dan por vencidos nunca. Por eso son unos ganadores.