Nadie cuestiona ya el liderazgo de Pau Gasol en la selección. Nadie le discute ya su papel como referente de la eñemanía. El grupo que se dio a conocer, con la conquista del Mundial de Lisboa, en 1999, como los júniors de oro, ha acabado convirtiéndose en la generación de Pau Gasol, igual que en su momento se habló de la Yugoslavia de Drazen Petrovic y la Lituania de Sabonis.

El pívot de Sant Boi, a sus 29 años, se ha convertido en el eje sobre el que se vertebra toda la fuerza de un grupo ganador. Esta selección anda sobrada de excelentes jugadores. Incuso de estrellas. Pero Pau se ha encargado de marcar diferencias, tanto por sus condiciones únicas --un jugador de un tremendo talento natural, de una enorme envergadura--, como por su carácter y su desmedida ambición. "En todo el torneo, Pau ha estado en su papel, en el de mejor jugador del mundo FIBA", admitía hace unos días el nuevo jugador del Madrid, Jorge Garbajosa. "Tardaremos 25 años en encontrar a un jugador de su calidad, su inteligencia y sus ganas. Es absolutamente determinante", afirma Epi.

A Pau Gasol a veces se le ha criticado su frialdad. O su capacidad de lucha. Uno por uno ha ido derribando los estereotipos, especialmente en la NBA. Primero demostró que estaba preparado para dar el salto a EEUU cuando, con apenas 20 años, decidió irse a y acabó como rookie del año. Se cuestionó su papel de líder del equipo y llevó a los Grizzlies tres años seguidos a los play-off . Se habló de su conformismo en la cancha y su falta de carácter. "Caniche" le llamó uno de sus más feroces críticos, Eddie Johnson, 17 años de carrera en la liga a sus espaldas y ahora comentarista de una de la webs más visitadas Hoopshype. Pues bien, hasta Johnson ha acabado rendido al talento de Pau después de ver como él y Kobe Bryant llevaban a los Lakers al anillo. "OK, estaba equivocado", admitía esta pasada semana en un artículo, situando a Pau en el top ten de la liga. "Es de los mejores pívots, a la altura de Duncan".

"Después de tantos años", reconoce ahora el propio Gasol mirando el tema con toda naturalidad, "soy consciente de mi papel en el equipo, de mis circunstancias y de mis características como jugador. Creo que puedo hacer las cosas y ayudar a mis compañeros a creer en mí y en nuestro equipo y liderar al equipo un poco, cosa que he hecho durante bastantes años".