Tras las noticias, que cada cierto tiempo se ofrecen a través de los medios de comunicación, que no en el Consejo Rector del Instituto Municipal de Deportes donde primero hubiera debido hacerse, sobre la organización en nuestra ciudad, el próximo 15 de abril, de una Media Maratón, con el objetivo de batir el record del Mundo de la distancia, me resulta altamente sospechoso este repentino interés por el atletismo que le ha entrado al concejal de Deportes, y que nos va a costar como mínimo 100.000 euros.

La organización de una prueba de este nivel, en principio, no tiene porque ser negativa, y estaría dentro de la lógica si con ello se estuviera atendiendo la creciente demanda y participación de deportistas de nuestra ciudad, que en todos estos años han tenido que emigrar a otras poblaciones, menores en número de habitantes y en posibilidades organizativas, para así cumplir con las expectativas de medirse al reto de la distancia y el cronómetro.

Sin embargo, si el Partido Popular lleva doce años de gobierno y en los mismos las ayudas y subvenciones al atletismo local, y a su club más representativo, la Escuela de Atletismo Cáceres, han sido mínimas y con retraso, abarcando escasamente para la Subida a la Montaña y la San Silvestre, que no alcanzan ni los 6.000 euros. Si, además, comprobamos que no existe interés por esta disciplina y la escuela deportiva municipal languidece con menos de 10 niños participando, se entenderá lo extraño y sospechoso del asunto.

Tengo la sensación de que se quiere empezar la casa por el tejado y en vez de ir poco a poco aprendiendo, haciéndola habitual en la fecha, en el paisaje urbano, en los planes de los propios deportistas y en el calendario regional o nacional, permitiendo la adquisición de experiencias por parte de los técnicos municipales, nos encontramos de la noche a la mañana con una prueba del más alto nivel, con unas prestaciones y unas exigencias organizativas que de no cumplirse corremos el riesgo de hacer el ridículo más espantoso.

Pero, lo que resulta más llamativo, al igual que lo que se hacía con la desaparecida Milla Urbana, es poner la organización en manos de la iniciativa privada, una concesión más, que buscará como es lógico su beneficio, orientando la selección de los atletas principales a los que controle la propia empresa, convirtiéndose en un reto exclusivo para los más cercanos. Sin embargo, el Instituto Municipal de Deportes cuenta con personal suficientemente titulado y entiendo que experimentados, a los que se ningunea en la parte principal de la gestión organizativa y contratación de los atletas, lo que, sin duda, impedirá agrandar el abanico de competidores de nivel y la presencia de atletas de diferentes representantes.

Con todo, me temo que el repentino interés obedece más a cuestiones extradeportivas y cercanas a las electoralistas, y que en este caso la excusa es el atletismo, como podía haber sido cualquier deporte, y el fin último la utilización partidista de los recursos municipales en beneficio de una opción política, la del Partido Popular.