Una vez entra en forma y se familiariza con la carrera la historia de las llegadas masivas en las grandes vueltas (da igual que sea el Tour, el Giro o ahora la Vuelta) se resume en el nombre de Mark Cavendish. Le costó entrar en acción en la ronda española, tal cual le sucedió en julio en la grande boucle . Pero cuando se hace con la situación, el británico no tiene rival. Gana una, dos, tres veces y hasta puede que una cuarta (mañana en Toledo) y con más posibilidades el domingo en Madrid. Es el mejor. No hay nada que objetar.

Por eso, ayer, en Salamanca, la 18 etapa de la ronda española se resumió en esperar los últimos 400 metros, justo en el instante en el que Cavendish comenzó a acelerar hasta poner la bici a 65 kilómetros por hora. El argentino Juan José Haedo, que corre en el Saxo Bank, le plantó cara. Sin embargo, el corredor suramericano solo tuvo la posibilidad de tocar por la espalda a Cavendish, una vez cruzada la línea de meta, y ofrecerle la mano en un gesto de fair play . Salvo sorpresa de última hora, Cavendish conquistará en Madrid el jersey verde que premia al ciclista más regular, la prenda más envidiada por los velocistas y que se le resiste al británico en el Tour. Alessandro Petacchi, que abandonó la Vuelta tras una caída, fue el ganador de la categoría en los Campos Elíseos.

El líder, Vincenzo Nibali, y su principal rival en la lucha final por la Vuelta, el corredor gallego Ezequiel Mosquera, recuperaron fuerzas en una etapa mucho más tranquila que las precedentes y a la espera del duelo previsto para mañana en las duras y complicadas laderas de la Bola del Mundo, en Madrid. Antes, hoy mismo, tendrán que disputar la etapa más larga de esta vuelta (231 kms), donde promete espectáculo una dura cuesta antes de los últimos 200 metros.