En el deporte español no han cesado de surgir niños desde que Sergio García irrumpiera en el mundo profesional del golf, en 1999. Niños prometedores, auténticos dechados de talento, que han ido haciéndose mayores a ritmo de vértigo. Pau Gasol, Fernando Alonso, Juan Carlos Ferrero, Fernando Torres.

Todos han ido ganándose el respeto en su especialidad, conquistando el estrellato en algunos casos, todos, menos Sergio García que no ha acabado de consolidarse en la cima. ¿Cuando ganará un torneo del Grand Slam? es la pregunta que se hace todo el mundo, porque realmente ésa es la frontera que determinará su madurez como estrella. En el 2004 se podrá ver si el golfista español apunta el talento necesario para hacerse con un torneo de solera.El golfista quiere subir a lo más alto

Conquistar uno de los cuatro grandes. Es verdad que durante el 2002, Sergio García llegó a ocupar la cuarta plaza del ránking mundial.Es cierto también que acumula ya 12 victorias internacionales en su palmarés, y que ha cerrado este año, una temporada que se había marcado de transición, con buenas sensaciones, después de imponerse, a principios de este mes de diciembre, en Sun City, en Suráfrica.Pero existían tantas expectativas en torno a Sergio, que nada de lo que hace parece colmarlas. Nadie repara en que el jugador castellonense sólo tiene 23 años y su carrera no ha hecho más que empezar, aunque una victoria en el Masters de Augusta, en el Open Británico, en el Open de EEUU o en la PGA, le permitiría dar el salto definitivo."Ganar un grande es uno de los objetivos. Voy a hacer todo lo posible por lograr uno, pero no se van a convertir en una obsesión. Si no lo consigo, no me cortaré las venas", explica Sergio García sobre ese desafío, el más importante que debe afrontar esta temporada.El castellonense, que ocupa el puesto 31 del ránking mundial, tras empezar el año en la cuarta plaza, sabe que el Masters y el Open Británico son los que añaden más prestigio al palmarés.García apuesta por un swing ganador

Un nuevo swing para ganar en consistencia. García afronta el año 2004 cargado de ilusión, después de una larga travesía por el desierto en el 2003, en el que se ha volcado en un profundo cambio de swing, a sabiendas de que ésta podía ser una temporada perdida a nivel de resultados. Ahora es mucho más académico: sube y baja el palo en el mismo plano, evitando el lazo que trazaba en el aire al bajar. No es frecuente un cambio tan radical en jugadores profesionales, aunque tampoco es una excepción. Tiger Woods, por ejemplo, también cambió su mecánica de juego después de ganar su primer Masters de Augusta en 1997."El año ha sido largo y muy duro. Después de hablarlo con mi familia, todos estuvimos de acuerdo y tomé la decisión de cambiar el swing, sabiendo que corría el riesgo de perder el año", reconoce el golfista valenciano. "Mi swing anterior era bueno, pero no era lo suficientemente bueno para aguantar los momentos de máxima presión. Ahí era donde yo notaba que estaba fallando". Sergio subraya que la principal razón que le ha llevado a buscar el cambio del swing ha sido la búsqueda de una mayor consistencia. "Ahora soy mayor, más fuerte, y el swing que tenía estaba bien cuando era un poco más joven. Ahora se me hacía más difícil controlarlo, sobre todo con presión".Los resultados del concienzudo trabajo con su padre, Víctor, un profesional de club, que ha tutelado toda su carrera, empezaron a aflorar en esta parte final de la temporada.Su clara evolución empieza a dar frutos

Un especialista para asentar el putt. El trabajo de Sergio García durante todo el año ha empezado a dar resultados desde el verano, a partir de junio, cuando acabó cuarto en el Buick Classic, en el circuito estadounidense, y décimo en el Open Británico. A ese trabajo con el swing, ha añadido, además, unas correcciones también con el putt, después de entrenarse durante unos días con Jim McLean, un especialista en el juego corto, que ha reforzado la labor que hacía con su padre y le han permitido ganar en confianza.El resultado es que Sergio ha vuelto a reencontrarse con el triunfo a principios de este mes y que se tomará un respiro estas navidades con la convicción de que la 2004 será su temporada."Me he dado cuenta de que, con estos cambios, cuando le doy bien a la bola, no hay nadie que le pegue mejor que yo. El cambio de swing me ha mejorado los hierros bastante, y con el drive no hay nadie que le pegue mejor que yo", ha afirmado en la edición de diciembre de la revista Golf Digest.