Escribe José Hernández en su obra Martín Fierro que "nada enseña tanto como el sufrir y el llorar". O sea, que esta temporada, todos sabios. Y el que más, Antonio Población, que a fuerza de padecer el día del Fuenlabrada, ya ha aprendido que si se gasta la pasta en invitar a jamón y en regalar entradas, tiene que rentabilizarlo con publicidad.

Dicho y hecho, en la grada sur había una pancarta destacando su figura y algunos peñistas llevaban camisetas preelectorales con su nombre.

Escribe Don Juan Manuel en El conde Lucanor que "siempre vence quien sabe sufrir". Y desde luego, de sufrir en el Multiusos pocos saben tanto como José María Saponi, el alcalde, que, quizás para contrarrestar esa imagen adusta y tremebunda con que se le ve en las cabinas telefónicas, apareció en el palco de sport, ¡por primera vez en esta temporada!, con una jovial cazadora cremosa y una camisa que parecía sonrosada.

Apunta Dostoievski en Crimen y castigo que "sufrir y llorar significa vivir". Bienvenido sea el consuelo porque esta temporada la afición está viviendo como nunca. Entre los errores del Cáceres y los caprichitos de Mitjana, la grada se desesperaba: flameaban pañuelos y los pobres hinchas blandían, impotentes, vallas publicitarias de Tambo y La Mejostilla preguntándose: "¿Qué crimen hemos cometido para merecer tanto castigo?".