El cacereño Andrés Manuel Ceballos Silva es noticia estos días por haber sido designado para dirigir el partido del Granada 74/Ciudad de Murcia en Cádiz, que aún no se sabe si podrá disputarse por el polémico contencioso que impide de momento a los granadinos completar la operación de compra de plaza en Segunda a los murcianos. "No sé nada más que tengo el nombramiento por e-mail para el partido Cádiz-Ciudad de Murcia desde la semana pasada. Mi intención es viajar hasta allí. Unicamente eso", afirma Lolo Ceballos, ajeno al conflicto que enfrenta a Liga de Fútbol Profesional y Federación Española.

Pero más allá de eso, estamos ante el único representante de Extremadura en el denominado fútbol profesional : inicia su tercera campaña en Segunda y lo hace además con la expectativa de estar muy pronto en Primera. "Tengo mucha ilusión, es cierto. El objetivo de subir siempre está ahí. He hecho dos buenas temporadas --séptimo y duodécimo en las valoraciones internas-- y tengo un reto importante", explica. En su opinión, el arbitraje extremeño pasa por un buen momento en el fútbol de alto nivel, aunque falte la guinda de tener un colegiado en Primera, un puesto vacante desde la retirada de Carmona Méndez hace poco más de un año. "En la base sí que faltan árbitros y yo mismo tengo que pitar cadetes e infantiles muchos fines de semana", cuenta.

En el nombre del padre

Ceballos Silva es el hijo de Francisco Ceballos Borrego, árbitro de Primera en los 80 y que falleció hace diez años. "Mucha gente me lo recuerda en los campos de Segunda. El nunca me dijo que fuese árbitro, pero sé que le gustaría. Si me viera con toda la tecnología que hay ahora...", dice con una sonrisa en los labios. "El posible que el arbitraje se lleve en la sangre", agrega. De momento, Lolo está contento pitando en Segunda, "una categoría muy competitiva y profesional en la que los jugadores te tienen respeto. La diferencia con la Primera es la presión mediática, aunque puede que vayas a campos como el del Cádiz con 18.000 espectadores en la grada".Administrativo en una empresa de aparatos de sonido, pronostica que el profesionalismo es cuestión de tiempo en el arbitraje. "Cada vez se demanda más. Entreno cinco días a la semana, estoy totalmente al día en las normas y veo todos los partidos que puedo, aunque mi mujer se enfade", explica. Se ve que disfruta con un silbato en la boca, aunque reconozca que

"Cada vez se demanda más. Entreno cinco días a la semana, estoy totalmente al día en las normas y veo todos los partidos que puedo, aunque mi mujer se enfade", "muchas veces los árbitros seamos el muñeco del pimpampum".