El alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, afirmó ayer que lo mejor que le hubiera pasado al Badajoz es que hubiese desaparecido, para que el actual presidente y propietario del equipo, Antonio Barradas, "tuviera las acciones de un club que no existe" y se hiciera cargo del mismo un grupo de empresarios de la ciudad, ya que "con 400 o 500 millones de pesetas (casi tres millones de euros) se hace un equipo grande en un año o dos", afirmó Celdrán, añadiendo que una ciudad como Badajoz no tardaría en subir a segunda B.

Por otra parte, el alcalde anunció que no se reunirá con Barradas hasta que no deje el campo de fútbol, el Nuevo Vivero, tal y como estaba cuando llegó, pero que, en el caso de que esta reunión se celebrara, Celdrán aseguró que el ayuntamiento no subvencionaría a jugadores profesionales. En todo caso, añadió, podría firmar convenios por los que el consistorio regalara las camisetas e hiciera una donación.

Sin embargo, el alcalde considera que nunca ha prometido nada y que tanto el dueño del club como "el que le manda desde Madrid, no se van a cachondear más de la ciudad de Badajoz y de su alcalde". Además, desmintió que haya declarado que prefiera un equipo de tercera de españoles que uno en manos del portugués, como éste mismo afirmó, ya que "no he hablado con el señor Barradas, si lo veo por la calle y no sé quien es".

CABEZA DE RATON

El alcalde invitó al portugués a abandonar el club porque de esta manera "tendremos sólo un mal recuerdo". Aun así, Celdrán afirmó que el equipo ha tenido una racha de 11 años extraordinaria pero que "el deporte es así. Y el sentir general de la ciudad es que se prefiere ser cabeza de ratón a cola de león".

Con esto, pronosticó el alcalde pacense que la próxima campaña la afición pacense disfrutará más viendo ganar a su equipo en campos de fútbol como los de Almendralejo y Mérida.