Alegre resaca en Sierra de Fuentes tras lograr in extremis la permanencia en Tercera División. La noche del domingo fue larga y la fiesta que comenzó en el Príncipe Felipe y prosiguió en Sierra de Fuentes tuvo su final en el recinto ferial cacereño. Todo un ejemplo el que deja detrás este modesto club y su afición delante de las narices de su vecino el todopoderoso , al que cada vez menos apego tienen sus propios seguidores desde que su presidente apostó por la política de escatimar en lo deportivo y especular con lo meramente mercantil. Medio millar de seguidores de Sierra de Fuentes demostraron la importancia de la unión y la cercanía con el equipo. Amistad, lazos familiares o simple paisanaje bastan para volcarse con unos colores. Sobre el terreno de juego cada domingo se dejan su modestia y recuerdan que el fútbol es algo más que lo económico.

Baste un detalle para demostrar el excelente rollo que existe en el Amanecer: el cesado técnico Fran Nacarino fue uno más en la fiesta y estuvo con su equipo y su plantilla sufriendo y disfrutando de algo en lo que también tenía parte de culpa para bien o mal, al igual que Nicasio, Rocha o Felipe.