Justo una semana después de ser eliminados ante el Illescas en un partido ya histórico --muchos no olvidan todavía el arbitraje y se proyecta presentar una protesta formal ante la Federación Española--, el Cáceres 2016 despidió oficialmente la temporada con una gala benéfica a favor de Soguiba, una onegé extremeña que trabaja para mejorar las condiciones de vida en Guinea Bissau.

Un escenario tan poco habitual como el camping cacereño se llenó de los niños de la Escuela Babybasket, que recibieron sus diplomas acreditativos tras estar unos meses recibiendo sus primeras lecciones de baloncesto.

También hubo sorteo de regalos y una subasta de objetos que ha utilizado el equipo este año. Por cenar con Ricardo Busciglio en el Restaurante Boteín, dos chicas holandesas amigas de Sam Jones --protagonista junto con jugadores como Panadero, Juan Sanguino, Lorenzo Díaz y el propio base argentino-- pagarán 90 euros.

La corbata roja

La mayor anécdota la protagonizó la corbata roja del técnico Manuel Hurtado, considerada talismán durante buena parte de la campaña. El presidente de honor del club, Pedro Núñez, pujó con 100 euros, la ganó y, ante el aplauso del numeroso público asistente, se la devolvió a su original poseedor para que la siga portando la próxima temporada.

En total se recaudaron más de 2.000 euros para Soguiba, que surgió hace ocho años de la mano de Abelardo Martín, uno de los directivos del Cáceres 2016. 1.450 niños del país africano --castigado por desastres naturales y guerras-- reciben educación gracias a las escuelas proyectadas por la organización, que impulsa proyectos relacionados con facilitar el cultivo de arroz y la construcción de una biblioteca.