Atenas ofreció ayer lo mejor de sí misma al mundo en la ceremonia de apertura de los Juegos. Fue una inauguración sobresaliente, por la brillantez y la originalidad, que de un plumazo enterró las últimas dudas sobre su capacidad organizativa.

A través de un recorrido por la historia de Grecia y de los Juegos, el espectáculo concebido por Dimitris Papaioannu cautivó y sorprendió por igual a los 70.000 espectadores que acudieron al estadio olímpico, imponente en su grandeza bajo las cubiertas que ha diseñado el arquitecto español Santiago Calatrava. Atenas logró el propósito que perseguía: ofrecer la imagen de un país que ha conseguido subirse al tren del futuro.

"Que los Juegos sean bienvenidos a casa. Hace mucho tiempo que los esperábamos", proclamó Gianna Angelopoulos, la responsable de la organización, que ha hecho posible el milagro de que Atenas estuviera a punto para acoger la Olimpiada. "Queremos ofreceros una nueva imagen de Grecia, un país moderno, espero que la disfrutéis", añadió, a los pies de un olivo, uno de los símbolos más poderosos del país y que también fue el símbolo de la antigua ciudad-estado de Atenas.

La ceremonia mezcló historia y mitología, salpicándola de fugaces paletadas de modernidad, como la aparición final de la cantante islandesa Björk y el mensaje grabado de la tripulación de la estación espacial internacional, que orbita a 235 kilómetros de la tierra.

Fue una deliciosa lección acerca de las raíces del país, tratada con clase e inteligencia, que hizo vibrar a todo el público, incluidos a los más de 70 jefes de gobierno y estado que acudieron. Allí estaban la reina Sofía, los duque de Lugo y los duques de Palma. La reina, igual que las infantas y el expresidente del COI, Juan Antonio Samaranch, se pusieron en pie ante la entrada del equipo español, encabezado por la abanderada, la judoca Isabel Fernández.

ESPIRITU MEDITERRANEO Por el mar que inundó el centro del estadio --en una evidente declaración del carácter mediterráneo del país y de la ciudad-- desfilaron las figuras de un centauro --mitad hombre, mitad caballo--, de Pegasus --del caballo alado--, de Hércules y la hidra, de los dioses Zeus, Athena, Eros y Afrodita, pero también hubo referencias a las ciencias, a las matemáticas, a la filosofía, a las artes plásticas --mosaicos, pintura, escultura-- y también a la historia del olimpismo en una procesión cronológica desde la prehistoria hasta la actualidad.

Con un notable despliegue técnico y sin grandes alardes de pirotecnia, un recurrente tópico en estos casos, el espectáculo creado por Papaioannu, en el

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