Dos estilos opuestos, dos formas de entender y vivir el fútbol, se enfrentan hoy en el estadio Dragao de Oporto. Grecia y la República Checa buscan una plaza en la final de la Eurocopa. Y para lograrlo no piensan renunciar a sus estilos.

Ni Otto Rehhagel, seleccionador de Grecia, ni Karel Brückner, de los checos, traicionarán sus principios. Les ha ido bien hasta ahora y sería absurdo cambiar. Por algo son dos de los entrenadores que sea cual sea el resultado de hoy regresarán a su país como grandes triunfadores. Otros, como Trapattoni, Sáez y Völler, no pueden decir lo mismo. Ellos han sido devorados por el torneo. De momento, Rehhagel traspasó el cartel de favorito a su rival.

No hay un partido que tenga un argumento tan claro como esta semifinal. El ataque checo contra la defensa griega. La imaginación de Nedved y la pegada de Baros contra las faltas tácticas y la solidez del central Dellas, que intentará frenar al máximo goleador del campeonato, Kapsis, Zagorakis y compañía.

COMIDA PESADA La República Checa no ha cambiado para nada su preparación para esta semifinal. No lo hizo en 1996, cuando perdió la final de la Eurocopa de Inglaterra contra Alemania, ni lo hará ahora. Ni siquiera la llegada del calor (más de 35 grados), les ha hecho variar su alimentación. Se mantienen fieles al gulash, el plato preferido de Brückner.

El plato, compuesto por carne cortada a dados de dos o tres centímetros, cebolla, pimientos y patata, fue ayer el reportaje estrella en el informativo especial que dedica cada día la televisión portuguesa a la Eurocopa. Los presentadores no entendían cómo los jugadores pueden comer en pleno mes de junio un plato tan pesado. Aunque fue el propio cocinero quien desveló que Nedved, la gran estrella, prefiere los espaguetis a la boloñesa como norma habitual.

Karagounis y Zagorakis se perderán la final si ven una tarjeta amarilla. En Grecia, como en el Valencia o en el Oporto, manda la disciplina de grupo. El sacrificio. Y los jugadores de Rehhagel son los que más faltas hacen del torneo. Una media de 50 por partido. Zagorakis, con 46 faltas cometidas, es el líder del torneo en este negativo apartado.

MAL PRECEDENTE Así que hoy se emplearán a fondo para frenar a los checos, a los que nunca han derrotado en sus seis enfrentamientos. Grecia sólo puede presumir de un empate, en abril del 2002 en Atenas, contra los checos (0-0). Nada más.

Por eso, Rehhagel, hábil como nadie, sale con la etiqueta de víctima. "Ellos son los favoritos. Lo dice todo el mundo. Nadie juega tan bien a fútbol como ellos", dice el alemán. Y Brückner se desmarca: "He visto los partidos de Grecia y me preocupa su seguridad defensiva". La desconfianza es bastante evidente y todo puede pasar en la Eurocopa.