Hacía muchos años que un español no causaba tal impacto en el baloncesto cacereño. Con su segunda nominación como ´jugador de la jornada´, Carlos Cherry (30 puntos, 6 rebotes, 7 asistencias el miércoles ante el Breogán) se ha convertido insospechadamente en el líder en un Cáceres 2016 que se resiste a quitarse el disfraz de ganador en las últimas jornada.

El equipo necesitaba un base. Y un base como Cherry, en paro durante seis meses después de que su contrato no fuese renovado por el Granada, necesitaba a este equipo, un lugar donde tuviese todo el protagonismo para repartir juego y, con buenas dosis de sorpresa, anotar. Tanto se ha hecho con el equipo en seis partidos --cinco de ellos resueltos con victoria-- que ha reducido a un papel insignificante a sus dos compañeros de posición, Perico Sala (cuatro minutos ante el Breogán) y Alex González, que no llegó a levantarse del banquillo en la noche del miércoles.

Cuentan que, si bien el Cáceres está muy feliz con este sevillano hijo de militar norteamericano y madre andaluza, ese enamoramiento está siendo recíproco. El jugador está a dos horas de su ciudad natal, y con toda la confianza de la franquicia para desarrollar su juego, como tocado por una varita mágica invisible.

Una carrera desconocida

Su carrera ha tardado mucho en florecer y hasta hace poco se había quedado más bien en la anécdota: vomitó antes de lanzar un tiro libre frente al Real Madrid en uno de sus primeros partidos con el club en el que se formó, el actual Cajasol. Una imagen chocante. En LEB tampoco hizo mucha carrera (Los Barrios, Coruña) y tuvo que emigrar a la exótica liga búlgara. Nadie pareció tomarse demasiado en serio sus buenas actuaciones y en realidad nunca pudo discutirle la titularidad a Nico Gianella las dos últimas temporadas en Granada.

El teléfono no le sonó este verano y se tuvo que quedar en casa preguntándose por qué. Ahora suena a broma que muchos le viesen acabado, a los 30 años, dominando como domina los partidos de LEB Oro, tirando desde 7 metros o saliendo con limpieza de los bloqueos y dejando fáciles bandejas, por no hablar de un juego caracterizado por la generosidad y que, cuando cumpla el mínimo de partidos a computar, le situará previsiblemente como líder en asistencias de la categoría.

Su carácter ha calado pronto en la hinchada cacereña. En un equipo necesitado hasta ahora de referentes, él es el primero en alzar los brazos para pedir el apoyo de la grada. Y, cumpliendo el tópico, es todo un bromista andaluz, de los que animan el vestuario repartiendo sonrisas y bromas. A todo ello hay que unirle una gigantesca ética de trabajo: junto con Alex González suele quedarse después de los entrenamientos ensayando el tiro de tres puntos. Hasta dice que no está del todo bien físicamente, que han sido muchos meses sin competir y que aún debe ponerse del todo a tono. ¿Qué hará cuando lo consiga? De momento, en el Cáceres 2016 se frontan las manos con un acierto en el mercado que ha cambiado el signo de la temporada.