Tres meses después de haber comenzado la temporada, y tras haber disputado cuatro torneos y 22 partidos, Rafael Nadal ya tiene asegurado el objetivo que se marca cada año cuando empieza a jugar, que no es otro que clasificarse para la Copa Masters de noviembre, que este año se disputará por primera vez en el O2 Arena de Londres. A falta de ocho meses, Nadal es el primero en asegurarse una de las ocho plazas en juego.

"Es un gran comienzo, mejor imposible, pero solo es el comienzo y hay que seguir trabajando", admitió el campeón español tras conquistar en Indian Wells el primer Masters 1000 de la temporada al derrotar a Andy Murray (6-1, 6-2). Un triunfo que le permite aumentar su ventaja sobre su perseguidores en la clasificación mundial, con 14.990 puntos, por delante de Roger Federer (10.910), Novak Djokovic (8.420) y el propio Murray (7.750). Nadie parece poder seguir el ritmo que ha marcado Nadal en esta espectacular salida. De momento, el campeón manacorense ya le ha hincado el diente a los dos trofeos más importantes que se han jugado hasta el momento: el Abierto de Australia y, el pasado domingo, el de Indian Wells, sin contar con la final alcanzada en el torneo de Rotterdam.

Nadal solamente ha perdido dos partidos desde que puso su marcador a cero el pasado 5 de enero en Doha.

MIAMI, SU PROXIMO RETO "El inicio es increíble. Todo ha salido perfecto. No me esperaba que fuese tan bien", admitía ayer a este diario su tío Toni Nadal, que mañana viajará a Cayo Vizcaíno para acompañar a su sobrino en el Masters 1000 de la temporada, también en Estados Unidos, que comienza en Miami el próximo viernes. "Este inicio de año nos da una gran tranquilidad, pero ahora hay que olvidarse de eso y centrarse en el torneo de Miami, que será muy duro", valoraba el mentor de Nadal.

Nadal ha destrozado las mejores expectativas. "La final fue incluso demasiado fácil", admitía Toni Nadal, que confiaba en la victoria de su sobrino en California pero no con la contundencia que tuvo. "Le dije que el viento le favorecía porque Rafa sabe pegarle en movimiento y ajusta más. Pero le pedí control y paciencia", explicó.

Rafael Nadal siguió las instrucciones al pie de la letra y, para no olvidarse, escribió sobre el dorso de su mano izquierda dos palabras claves: "Positivo" y otra ininteligible. Dos consignas para mantener la actitud ante Andy Murray y no desquiciarse en un partido que se disputó con molestas rachas de viento que en alguna fase rozaron los 100 kilómetros por hora.

No era la primera vez que utilizaba una chuleta de este tipo. También lo hizo el año pasado en Indian Wells. "Son palabras que me ayudan, aunque prefiero no desvelarlas, son cosas mías", explicó Nadal el año pasado cuando le preguntaron por ellas. Su tío tampoco sabía qué llevaba escrito el pasado domingo. "No me lo ha dicho. Son cosillas que se apunta para recordar alguna cuestión táctica o técnica", dijo ayer el técnico.