Un día para la historia negra del fútbol cacereño. O puede que no. El Cacereño se apresta a perder esta misma mañana la categoría si no gana al Melilla (11.45 horas). Incluso si vence descenderá matemáticamente si por la tarde (17.00 horas) el Betis B supera al Ecija. El temido regreso a la Tercera División es inminente después de una efímera etapa en Segunda B que sólo ha durado dos años.

Aunque a veces los milagros deportivos existan, nadie cree ya en que los verdes puedan alcanzar al filial sevillano, que tiene ocho puntos más a falta de únicamente nueve por disputarse. El margen de error es mínimo y la moral cacereña está por los suelos. Todo eso aderezado con una ristra de bajas impresionante --Jaime, Cobos, Guy, Pedro García y Morgado, además de los perennes Sema, Santi y Marcos Gallego-- ofrece un panorama desalentador, por mucho que el entrenador visitante, Ismael Díaz, se empeñe en decir que el equipo luchará hasta el final para apurar sus opciones.

TRES JUVENILES A la vista de la situación, es probable que el técnico dé entrada a un equipo lleno de juventud, incluso con la mirada puesta en la próxima campaña. La adición del lateral derecho Antonio a la relación puede indicarlo. La falta de especialistas defensivos puede otorgarle una titularidad a la que aspiran los también juveniles Tete y Rocha.

Por si fuera poco, enfrente estará un Melilla que todavía tiene en juego meterse en los puestos que dan derecho a estar en la Copa del Rey la próxima temporada. Sus últimos resultados evidencian una línea ascendente. Su entrenador, Miguel Rivera, mantiene una antipatía abierta con Ismael Díaz, con quien coincidió trabajando en el Málaga. La polémica por la agresión que el técnico melillense sufrió en el partido de ida por parte de una afición no se ha apagado.