Las estructuras de nuestros clubs más representativos siguen presentando una fragilidad galopante. Las incógnitas se suceden cíclicamente. Por poner el ejemplo más cercano, la marcha de José Fouto Galván, anunciada la pasada semana, ha creado un ambiente de incertidumbre en el entorno del más importante club de fútbol extremeño. ¿Y ahora qué?, se preguntan sus aficionados. No se vislumbra que haya un sustituto, ni mucho menos alguien capaz de generar ilusión y coger el testigo de la familia Fouto. En Mérida ha quedado claro que sin los Fouto todo es más complejo porque solamente ellos tienen la solvencia y las ganas de hacer algo grande. ¿Quién se ´atreverá´ ahora a embarcarse en un proyecto con las deudas que arrastra? Complicada misión. Negros nubarrones, en fin, para nuestro máximo representante, cuya supervivencia vuelve a estar en cuestión. A ver si llega un nuevo mecenas. No olvidemos: Fouto --padre-- fue quien adelantó en junio el dinero para que el equipo no descendiera por deudas. Y eso no lo hace cualquiera.